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N. A. ERAUSQUIN / E. MARTÍNEZ / C. ALBA
GIJÓN / MADRID.
Domingo, 3 de abril 2022, 01:21
Los precios no paran de subir, pero a los ciudadanos les entra el mismo dinero a final de mes en su cuenta bancaria. Esto está mermando mucho la capacidad de compra de los hogares, que se enfrentan a una situación en la que se ... encarece la cesta de la compra, los sueldos no suben a la misma velocidad -ni mucho menos- e incluso se empiezan a usar los ahorros en productos de primera necesidad. Atendiendo a las últimas encuestas de presupuestos familiares, de seguir el actual nivel de inflación, el gasto familiar por cada asturiano se elevará en, al menos, 1.000 euros anuales.
Los análisis del Instituto Nacional de Estadística sitúan el presupuesto familiar medio por persona en 2020, el último publicado, en 10.635 euros. Con una inflación como la actual, ese gasto se elevaría en 1.042 euros. Sin embargo, aquel año, el de la covid, fue muy anómalo, con un consumo reducido a causa del confinamiento y los efectos de la pandemia. Si la extrapolación se realiza con un ejercicio más normal, el de 2019, el incremento con el IPC actual escala hasta 1.207 euros al año, ya que el gasto llegó entonces a 12.318 euros por persona en la región.
Se trata, no obstante, de gastos medios, que difieren mucho dependiendo del número de miembros que componen el hogar, debido a los gastos fijos de las viviendas. Así, en aquellos en los que reside una única persona, el presupuesto se dispara a 15.568 (2020) y 17.482 (2019) euros y cae a 8.040 y 9.468 cuando hay cuatro o más miembros.
El aumento por encima de los 1.000 euros se da casi por hecho si no se logra contener la inflación, aunque habrá también otros factores que actúen, como el inevitable ajuste de cinturón de muchas familias ante la actual espiral inflacionista, cuyos niveles no se veían desde los años 80. Entonces, España pudo contenerla con la devaluación de su moneda, una situación que hoy en día con el euro es inconcebible.
Los productos que más se han encarecido en el último año son los energéticos. La luz y los carburantes están marcando récords a la espera de que las medidas adoptadas por el Gobierno atenúen los precios en las próximas semanas. Pero también artículos básicos de la cesta de la compra como el aceite, la harina, el arroz o los huevos, que se han encarecido entre un 10% y un 30% en los últimos dos meses, según datos de Gelt.
La advertencia es firme: los españoles somos más pobres ante una subida generalizada de los precios que este año recortará en 16.700 millones de euros la renta disponible de los hogares. Según los cálculos de Funcas, las familias disponían de 767.300 millones de euros en 2022, antes del 'shock' energético, pero esta circunstancia ha hecho caer la renta hasta los 750.600 millones. Son estimaciones sin incorporar el plan de choque del Gobierno, pero también confiando en que la guerra solo se extienda al segundo trimestre del año. En caso contrario, «las consecuencias se agravarán», reconoce Raymond Torres, director de Coyuntura Económica de Funcas.
Pese al fuerte incremento de los precios, los trabajadores no están viendo subir sus salarios en la misma proporción. Los más afortunados serán los pensionistas, 271.187 en Asturias, tras la aprobación del nuevo mecanismo de revalorización que liga las pensiones al IPC. Pero los trabajadores verán reducido su poder adquisitivo, con subidas que rondarán el 2%, según los sindicatos. En la región, a cierre de febrero, lo salarios pactados en los nuevos convenios se elevaban un 3,2%, por encima de la media española. La inflación triplica ese aumento. Y solo un 15% de los trabajadores cuentan con cláusulas de revisión salarial, que no siempre van indexadas al IPC. Con un sueldo medio bruto en Asturias de 1.978 euros, la pérdida de poder adquisitivo supera con creces los 100 euros mensuales.
En el caso de los funcionarios, se esperan incrementos de entre el 2% y el 5%, aun así muy por debajo de la tasa de inflación, que rondará el 7% a final de año. Incluso de la subyacente, que excluye de su cálculo los precios de la energía y de los alimentos frescos, y que en marzo cerró en el 3,4%, su tasa más alta desde septiembre de 2008.
El impacto se acelera en forma de cascada. A menor renta disponible, más se tira de ahorros para lo básico. En concreto, la tasa de ahorro de los hogares españoles cayó al 9,6% de su renta en el último trimestre de 2021, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) publicados esta semana, lo que supone 2,8 puntos menos que en el tercero. La cifra indica que parte del ahorro embalsado durante la pandemia ha comenzado a gastarse.
Los datos indican que los hogares que tienen dificultades para ahorrar subieron seis puntos durante 2021, hasta situarse en el 66% del total. Y el 8% de las familias reconoce que sufre «graves dificultades económicas» para llegar a fin de mes, dos puntos más que el año anterior. Según un informe de la OCU, para el 43% de los hogares es difícil afrontar el pago de suministros básicos como el gas, la luz o el agua; y para un 30%, la compra de alimentos básicos como la carne o el pescado.
Se gasta menos en el súper o se apuesta por productos más baratos. Y en el ocio, solo son las rentas altas las que pueden mantener el ritmo. Este panorama implica un serio riesgo para una economía como la española, en la que el consumo pesa más del 60% del PIB. Es decir, es uno de los pilares sobre los que sostener la recuperación.
El Gobierno confiaba en que el consumo repuntase este año un 6,9%, tras crecer ya un 8% en 2021. Pero todo hace prever que habrá que rebajar esa estimación en el nuevo cuadro macroeconómico y, por tanto, también la del crecimiento del PIB al 7% en 2022.
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