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La declaración del presidente de ArcelorMittal tras la presentación de los resultados de la siderúrgica no da lugar a ambigüedades: «2019 fue un año duro, que se reflejó claramente en la sustancial disminución de nuestra rentabilidad», reconoció Lakshmi Mittal, un mal ejercicio que en ... las plantas asturianas se dejó notar, con recortes de producción, constantes paradas y regulaciones. En solo doce meses, la multinacional pasó de los 4.680 millones de beneficio a los 2.230 millones de pérdidas de 2019, según informó la compañía ayer. No obstante, se trata de una cifra menor que la esperada, lo que disparó su cotización casi un 11% en el Ibex-35, y Mittal espera mejoras en este 2020, aunque en gran parte dependerá del marco político, aseguró.
El último trimestre fue demoledor. Solo en este periodo, Arcelor registró unas pérdidas de 1.710 millones de euros, un 300% superior a la suma total del resto del ejercicio, debido a la desaceleración de la demanda. Ciñéndose a las plantas asturianas «esta caída ha sido muy acusada en los últimos meses del año provocada por el periodo de desestocaje», confirman fuentes de la siderúrgica.
En términos globales, la ventas cayeron un 7,1% respecto a 2018, hasta un total de 64.196 millones. Un 'annus horribilis' al que el gigante del acero quiere dar carpetazo lo antes posible, esperanzado con los indicadores que reflejan una vuelta de los consumidores al mercado. «Aunque las condiciones de mercado siguen siendo difíciles, se observan alentadores indicios de una incipiente mejora», subrayó Mittal.
No parece que se trate de una mera intuición. De hecho, tanto Avilés como Gijón están empezando a recibir pedidos. Sin embargo, según avanzan: «confiamos en que esta demanda aparente se convierta en real, para lo que tendremos que esperar hasta el segundo semestre del año en el que las previsiones son mejores». En la actualidad, el tren del alambrón de Gijón sigue muy afectado por las importaciones de acero turco, mientras que la producción de carril mantiene su buena salud al tratarse de un producto muy protegido. Asturias no es la excepción que confirma la regla. Si uno atiende a los resultados presentados ayer, se observa una reducción generalizada de la producción de acero respecto al año anterior: desde las 92,5 millones de toneladas a las 89,8.
Para Arcelor, la estrategia del año entrante pasa por su crecimiento en India a través de la compañía Essar Steel, que adquirió hace unos meses conjuntamente con Nippon Steel. «Es una empresa que presenta buenos resultados, en consonancia con el objetivo del país de triplicar su producción de acero bruto en los próximos diez años», especifica. A pesar de que el optimismo es contenido, se sitúa bastantes peldaños por encima del expresado por la patronal europea del acero, Eurofer, que cree que habrá que esperar hasta el año 2021 para volver a un crecimiento del 1,4%.
Para que este repunte del sector sea factible, Arcelor introduce otro actor en la ecuación: la recién elegida Comisión Europea. De este organismo depende la materialización de un anuncio que se lleva escuchando demasiado tiempo: un mecanismo de ajuste en frontera del CO2 que compense el sobrecoste que supone pagar los derechos de carbono a los productores locales. «El acero dispone de potencial para reducir significativamente sus emisiones de carbono, pero para ello será crucial disponer de un nuevo marco político», manifestó esperanzado el presidente de ArcelorMittal.
Mientras tanto, la compañía continuará con el denominado programa 'Action 2020' con el que busca mejorar el flujo positivo en las tesorerías de grandes factorías y pequeñas fábricas así como impulsar la inversión en I+D en productos con reducida huella de carbono.
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