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Las economías familiares viven el último año de susto en susto. Si primero fueron los costes energéticos los que golpearon la línea de flotación de los presupuestos domésticos, en los últimos meses se añaden los de los alimentos. El tique de la compra ... no deja de subir, mientras que en muchos domicilios se hacen malabarismos con los ingresos para también asumir la letra de la hipoteca, imparable de la mano del euríbor, y la factura de la luz y el gas, que no da tregua. Las cuentas cuadran mal con una inflación general del 6,1% y que se dispara aún más en el súper, hasta escalar al 16,5%. Como ejemplo, la retribución de los trabajadores creció de media un 3,2% en 2022 en la comunidad.
Cada hogar asturiano destina alrededor de 4.600 euros anuales a alimentos y bebidas no alcohólicas, 4.596, según la última Encuesta de Presupuestos Familiares del Instituto Nacional de Estadística, referida a 2021. Es una cifra sensiblemente inferior a la de la media nacional, que se sitúa en 4.806, básicamente por el tamaño de los hogares de la región, que tienen menos integrantes. Abundan los unipersonales (24,8%), los formados por dos miembros (33,3%) y los de tres (24,15%), principalmente parejas con un único hijo. De hecho, el gasto por persona es bastante superior al estatal, 2.088 euros anuales frente a los 1.936 del país.
Tras la vivienda y todo lo que implica, como las facturas energéticas, la comida es el principal desembolso de las economías domésticas. De ahí el efecto que está teniendo el incremento del precio de la cesta de la compra, que en febrero batió un nuevo récord con ese 16,5%, un alza nunca visto en toda la serie histórica, que se remonta veinte años atrás en el caso de las autonomías, y que a nivel estatal fue una décima superior. Ese incremento incluye los alimentos y las bebidas no alcohólicas. Si se excluyen estas últimas, el aumento es aún mayor y alcanza el 16,7%.
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Lo que más se ha disparado en el último año es el azúcar, un 57,4%, tras superar el 60% en noviembre, pero resultan más relevantes los incrementos de precios de productos básicos en la mayoría de dietas, como la leche (35,2%), los huevos (30,9%), los cereales (22,5%), las patatas y sus preparados (21,2%), las legumbres y hortalizas frescas (19,2%) o los aceites y grasas (30,5%), con el de oliva convertido casi en un lujo.
Con esta inflación, para comprar los mismos alimentos, cada asturiano tiene que desembolsar ahora, al menos, 345 euros más al año, 758 euros de subida en el domicilio medio de la región, más cercano a los dos miembros que a los tres, en el que el gasto se elevaría entonces 1.035 euros. Se trata, por tanto, de casi 29 euros mensuales en el caso individual, más de 63 para el hogar promedio y más de 86 en el caso de una familia de tres.
El encarecimiento de los alimentos ya multiplica por 2,7 veces la inflación general. El motivo de este aumento es multifactorial, aunque el origen está sobre todo en la escalada de los costes energéticos que se inició hace más de un año y que generó una reacción en cadena. En los primeros eslabones, los agricultores vieron cómo los fertilizantes incrementaban sus precios por encima del 70%. Las factorías del sector, muy dependientes del gas, llegaron a parar dos tercios de su capacidad productiva por los altos costes y con menos oferta, facturas aún más elevadas. Mientras, en la ganadería, además del tema energético, los piensos también se disparaban, empujados a la vez por las malas cosechas de cereales debido a una meteorología adversa y la guerra de Ucrania, país considerado el granero de Europa. Esto llevó a ganaderos a sacrificar vacas de leche para ganar liquidez y al no merecer la pena mantenerlas; a los de carne, a optar por no engordar el ganado o, al menos, no el mismo número de reses... De nuevo, costes más altos y una menor oferta implican un encarecimiento de los productos, más allá del debate de si la cadena de distribución puede o no estar aprovechando el momento para elevar márgenes, cosa que sus actores niegan tajantemente.
Lo cierto es que piensos, fertilizantes y energía representan casi el 70% de los costes de las explotaciones agrarias y ganaderas, y se han disparado. Desde el Ministerio de Agricultura se espera una moderación en los próximos meses, pero esto tampoco significa que los precios regresen a cifras 'normales'. A medida que avanza el tiempo, la comparativa del IPC se realiza ya con datos desbocados y hay un efecto estadístico a la baja. Se podrá tocar techo con la inflación, pero nada apunta a que se vuelva a niveles preguerra. El tique de la compra seguirá por las nubes.
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