El precio de la energía encarece la cesta de la compra, que sube un 1,9% en Asturias

Las asociaciones de consumidores señalan que la situación aún no es alarmante, pero sí un fenómeno a mantener bajo vigilancia para tratar de que no se desboque. «Nos tememos que los precios de los alimentos podrían seguir subiendo y estamos preocupados», alerta Manuel Vivas, portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

La sospecha de esta organización es que detrás del alza de los precios de los alimentos se esconde un fenómeno que afecta a toda la economía: la subida del precio de la energía. La electricidad, el gas y otros combustibles, uno de los capítulos del IPC, se ha encarecido un 22,5% en Asturias en el último año, tres décimas por encima del dato para el conjunto de España. Solo en lo que va de 2021, el porcentaje de incremento es del 17,3%, cuatro décimas más que en todo el territorio nacional. «Es una doble factura. A los consumidores les afecta la subida del precio de la cesta de la compra, pero también la de la propia energía», resalta Manuel Vivas.

La visión desde la Unión de Consumidores de Asturias (UCE) es similar. Aunque el incremento de los precios no es aún «alarmante», sí que se percibe como un riesgo el alto costo de la energía, no solo por su componente de bien de primera necesidad, sino también por su afección sobre los alimentos. «No hay duda de que la subida de los carburantes y la electricidad tienen traslación», dice Dacio Alonso, presidente de la Unión de Consumidores de Asturias (UCE-Asturias).

Los altos precios de la energía se trasladan a todos los procesos productivos y también al transporte. El hecho de que electricidad, gas y carburantes hayan experimentado un incremento de precios de un 22,5% en un año no hace más que añadir tensión a los productores y distribuidores y se teme que acaben repercutiendo estos costes sobre los precios de los alimentos.

La situación no es igual para todos. Por el momento, la subida es asumible para una gran parte de la población, aunque la OCU pone el acento en las personas que ya atraviesan una mala situación económica provocada por la crisis del coronavirus. «La situación de muchas familias es delicada. Un 45% de los hogares han declarado pérdidas de ingresos desde marzo de 2020 hasta el cierre del pasado ejercicio», alerta Manuel Vivas, quien destaca la afección de la «segunda factura oculta» que puede acabar por condicionar al alza el precio de los alimentos.

Desde esta organización, aún no lanzan la voz de alarma, solo de advertencia, pero señalan que si la situación se mantiene en el tiempo una posible solución sería atacar el problema bajando el IVA de los alimentos básicos.

Mientras tanto, la cesta de la compra muestra una gran presencia en la subida general de precios que vive en el país. El IPC se incrementó en Asturias un 2,7% en solo un año, una subida en la que los alimentos tienen un peso del 1,9%. La situación en el conjunto de España no es mucho mejor. La subida del 2,9% en el conjunto del índice tiene un componente de más de la mitad, 1,5%, debido únicamente a los alimentos.

La tónica en el desglose de los principales alimentos es similar, una subida de precios. No obstante, en artículos como el arroz el incremento es más contenido que en otros productos. Así, este alimento ha incrementado su precio un 0,7% en el último año, después de subir un 1,3% en el ejercicio anterior y un 0,7% en 2019. Las harinas y otros cereales, por su parte, subieron un 1,1%, después de casi mantener su precio en el año de la pandemia y de experimentar una notable subida en 2019 del 4,7%.