Los culpables de una factura desorbitada

Esa subasta que celebran todos los días productores y comercializadoras se abre con la previsión de la demanda para la jornada siguiente, que es más elevada en momentos de temperaturas extremas, ya sean frías o calurosas. Las energías más baratas, la nuclear y las diferentes renovables, son las primeras que entran en juego. Pero como no son suficiente para abastecer a todos los clientes, es necesario echar mano de los combustibles fósiles, mucho más caros. Y el problema está en que toda la energía se paga al precio de la última que entra en ese 'mix' diario.

Suele ser el gas, que se utiliza en los ciclos combinados y que procede tanto de países europeos como de Rusia. Así que merece la pena prestar atención a Vladimir Putin, porque a menudo amenaza a Europa con cortar el suministro si se le lleva la contraria. Debido a la incapacidad de la UE para autoabastecerse, cualquier movimiento en ese sentido puede disparar aún más su precio, que ya está por las nubes.

A esto se suma el encarecimiento de los mercados de emisiones, ese peaje que las empresas deben pagar por contaminar. Según un informe publicado el pasado día 10 por el Banco de España, el 20% de la subida del precio de la energía se debe a esos derechos de emisión, que se encarecen para impulsar las energías renovables. A la subida del precio del gas le atribuye el 50% del incremento en la factura, y el resto lo explica por el traspaso a minoristas y el aumento de la base imponible sobre la que se calculan los impuestos.