Rublev, primer rey del Gijón Open

El jugador ruso, que con el de Gijón suma su cuarto torneo ATP del 2022 tras los obtenidos en Marsella, Dubai y Serbia, mantuvo desde los primeros compases del encuentro la misma línea de regularidad y poderío exhibida durante toda la semana.

Apoyado en un saque arrollador, que en algunos momentos superó los 200 kilómetros por hora, fue sumando puntos con aparente facilidad ante un Korda que bastante tenía con intentar defender su servicio. No lo consiguió el estadounidense en el cuarto juego, cediendo ya la iniciativa a Rublev, que pronto estuvo en disposición de apuntarse el primer set. Lo hizo en el octavo juego, de nuevo sobre el servicio de Korda, para rematar un 6-2 en la primera manga.

Los aficionados se habían inclinado mayormente por apoyar a Sebastian Korda, quizás por equilibrar la balanza empujando al más «débil». Si Rublev se había mostrado por momentos imparable en el primer set, comenzó de igual manera el segundo llevándose el primer juego en blanco, al igual que el tercero. Por su parte, Korda parecía acusar el cansancio de una semana sensacional donde había disputado un encuentro más que el tenista ruso, llevándose por delante a jugadores de la categoría de Munar, Bautista, Murray y Rinderknech. De hecho, al de Florida le costaba por momentos levantar la bola, mandándola directamente a la red en varias ocasiones.

De todos modos, Korda dispuso de un punto de break en el quinto set con 2-2 en el marcador, pero Rublev se mantuvo firme y quizás en ese instante se terminó de decidir la final.

El sexto juego, con saque de Korda, fue realmente peleado pero al final Rublev imponía su combinación letal de paralelos y cruzados. Incluso si había que subir a la red, el moscovita se mostraba mortífero. Un error de Korda significó la rotura de servicio por parte de Rublev, que ya encarriló la final de su lado con el 5-2 en el juego siguiente.

Korda pudo defender su saque para poner un provisional 5-3 en el electrónico, por lo que Rublev iba a contar con su servicio para sentenciar la final. Tres puntos seguidos le dieron tres bolas de campeonato, aunque increiblemente las desperdició todas con especial mención para la segunda de ellas en la que falló un smash muy claro. Mérito también de un Korda que, con el público de su lado, jamás arrojó la toalla. Los aficionados festejaban la porfía del estadounidense, con ganas de seguir disfrutando de un tenis de primera magnitud.

Finalmente a la cuarta fue la vencida, eso sí, tras un punto largo y emocionante pero en el que Rublev finiquitó el asunto con una volea sin opciones para Korda, un rival sensacional pero que tuvo que rendirse ante un jugador que come en la mesa de la élite del tenis mundial. Tras culminar su victoria con la maestría propia de los campeones, Andrey Rublev levantó los brazos y se liberó de la tensión acumulada, recogiendo la ovación de un público entregado, que se quedó con ganas de repetir el año que viene.