Pablo Carreño cae en una épica batalla

Fueron algo más de tres horas de tenis de alto nivel, de lucha de titanes, con dos jugadores que se exprimieron al máximo en la búsqueda del pase a semifinales. Al final, la victoria se la llevó Rinderknech, pero bien podría haber sido para Carreño, que puede sentirse orgulloso por haber dado hasta la última gota de sudor.

Posiblemente nadie había contado en sus pronósticos con Arthur Rinderknech, un gigante de 1,96 metros y con un saque descomunal, como alternativa de poder al tenista gijonés. De hecho, el primer set pareció confirmar los pronósticos favorables al ídolo local. Carreño mandó en el primer set después de romper el servicio del francés en el séptimo juego y encadenar 14 puntos consecutivos. Sin embargo, la dinámica del encuentro cambió por completo en el segundo parcial, con el tenista galo afirmándose en sus dos armas preferidas: un saque contundente y una derecha muy fiable para poder plantar cara al tenista forjado en el Grupo, que perdería su servicio en el segundo juego del segundo set. Con su saque funcionando a pleno rendimiento, Rinderknech mantuvo la fortaleza suficiente para llevarse el segundo parcial y mandar el duelo al desempate tras un error en el resto de Carreño.

El gijonés recuperó la confianza en la tercera manga, al mismo tiempo que Rinderknech se lo creía cada juego más. Ambos tenistas fueron capaces de mantener su servicio en un choque que poco a poco se encaminaba al 'tie break'. Antes de una muerte súbita increíble por su desarrollo, hubo un punto de inflexión en el décimo juego, cuando Carreño, el último español superviviente en el Gijón Open, desperdició dos bolas de partido. Aún dispuso de muchas más en el tie break, otras siete, mientras su rival tuvo seis opciones de sentenciar. Pablo cruzó varios 'passing shot' letales, pero Rindeknech contestó con un paralelo con veneno y otros puntos de calidad. La lucha parecía interminable hasta que Arhtur Rinderknech aprovechó su momento y remachó una victoria para el recuerdo.

Tras el encuentro, el tenista gijonés se mostró «decepcionado por el resultado, pero muy contento y agradecido por el apoyo del público». Carreño incidió sobre la dureza del partido y del rival, dándole «todo el crédito a Arthur», explicando que en el 'tie break' «pudo haber pasado cualquier cosa». Tras lamentarse por no haber podido dedicar una victoria a la afición gijonesa, declaró esperar «tener la oportunidad de volver el próximo año».

Sebastian Korda accedió al cruce de semis ante Rinderknech, después de eliminar a Andy Murray en un encuentro que requirió de la disputa de tres sets: 6-4, 1-6 y 6-1. El primer set fue el más igualado, cayendo del lado del norteamericano. El veterano Murray, muy apoyado por los aficionados, se llevó el segundo, pero tuvo que ceder en el tercero y definitivo ante la gran calidad de Korda.

Andrey Rublev se metió en semifinales después de derrotar a Tommy Paul en dos sets: 7-5 y 6-3. El tenista ruso rompió el servicio de su oponente en el segundo juego del primer set, aunque el estadounidense le devolvería el 'break' posteriormente. Con 6-5 a su favor, Rublev aprovechó las dudas de Paul para volver a castigar su servicio para llevarse la primera manga.

El segundo set tuvo menos historia con el moscovita dando muestras de su enorme calidad y demostrando por qué es el número 1 del torneo. Será la novena semifinal de la temporada para un Rublev que sentenció el partido ante Paul al hacer bueno su saque.

En el primer partido de la jornada, Dominic Thiem se deshizo de Francisco Cerúndolo por 6-4 y 6-3, confirmando su gran semana en Gijón, donde está recuperando el tenis que le llevó a ser el tercero del mundo, además de establecer un romance con una afición gijonesa que le idolatra. Tras un intercambio inicial de breaks, el austriaco decantó la balanza de su lado en el primer set tras quebrar el servicio del bonaerense en el séptimo juego.

En el segundo parcial hubo mucho equilibrio con más errores que aciertos por parte de ambos jugadores, hasta que Thiem tomó el mando de la situación gracias a su firmeza en el juego. Cerúndolo, por su parte, fue perdiendo la confianza a la par que aumentaban sus fallos. Thiem vio la oportunidad de llevarse el choque y no la dejó pasar.