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Pablo Carreño frente al Elogio del Horizonte, en Gijón. ARNALDO GARCÍA
Pablo Carreño juega en casa

Pablo Carreño juega en casa

Motivación ·

El tenista gijonés aguarda impaciente la disputa del torneo más especial de su carrera deportiva en el que contará con el apoyo de los suyos y la grada

Sábado, 8 de octubre 2022

No cabe la menor duda de que el ATP 250 de Gijón será el torneo más especial de todos los que ha disputado a lo largo de su trayectoria Pablo Carreño. Será el primero que juegue en 'casa', en una competición del circuito profesional, desde que está instalado en la élite. «Será la primera vez que me podrá ver mi abuela», comenta con una sonrisa.

Desde que logró su primer título ATP en Winston Salem, allá por 2016, hasta el Másters 1000 de Canadá, que fue su última corona, ha dejado muestras de una constante evolución. El ATP 250 de Moscú, el Open de Chengdú y los torneos de Marbella y Hamburgo, este de categoría 500, sin olvidar la Copa Davis y, sobre todo esa medalla de bronce en los Juegos de Tokio jalonan una trayectoria sobresaliente en la que destaca su presencia en el 'top ten' mundial, después de alcanzar la penúltima ronda en el Open USA.

Nadie le ha regalado nada al tenista gijonés. Todo ha sido una suma de perseverancia, tenacidad y las dosis necesarias de resiliencia para salir adelante en los malos momentos como la intervención quirúrgica a la que tuvo que ser sometido por la hernia discal lumbar que sufría y puso en jaque su carrera cuando comenzaba a despegar. Lejos de amilanarse por tener que empezar de cero, Carreño volvió siendo mejor jugador.

Lejos queda aquel niño que con apenas cinco años iba al Grupo Covadonga con su hermana Lucía, la 'culpable' de su adición por el tenis. Participó en los cursillos de la entidad de Las Mestas con las entrenadoras Rosa Domínguez y María José Echenique, que comenzaron a cincelar el potencial de ese niño rubio de pelo ensortijado que golpeaba con gran estilo la bola y destacaba entre sus coetáneos por su rígida y seria disciplina.

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Con quince años, en plena adolescencia, cambió Gijón por Barcelona para aprovechar una beca de la Federación Española de Tenis que le llevó al Centro de Alto Rendimiento.

En la Ciudad Condal, junto a otros grupistas como Axel Álvarez y Pablo González Muñiz, se adaptó a una rutina que multiplicó con creces su exigencia y corroboró ese potencial que habían atisbado los técnicos con la conquista del Campeonato de España en categoría cadete, mientras trataba de lidiar con la nostalgia de su tierra y la lejanía de su familia.

Entre mayo de 2011 y julio de 2015 alcanzó once finales del Challenger Tour, en las que hizo pleno de victorias, y su mentalidad positiva le impulsó para conseguir asentarse entre los mejores del circuito ATP, donde logró el galardón que le distinguía como tenista con mayor progresión del año en 2013. Fue entonces cuando se produjo su eclosión, tras pasar de forma fulgurante del puesto 755 al 65 en el ránking tras zanjar su calvario con la espalda. A partir de entonces llegó su progresión en el circuito entre los mejores raquetas del planeta.

El gijonés logró erigirse como uno de los estandartes de una generación que ha tenido que lidiar con la pesada losa de tomar el relevo del mejor tenista español de todos los tiempos, Rafael Nadal. El manacorí, compañero del asturiano en varios torneos de dobles, es también para él un amigo y uno de los referentes junto a David Ferrer, por su constancia. Aunque ahora en la actualidad le toca convivir en la Academia de Juan Carlos Ferrero con Carlos Alcaraz, el relevo del balear, con el que comparte parte de sus auxiliares y realiza numerosos entrenamientos.

Ahora quiere dar una alegría a su afición, a la gente que lo apoya en la que hay ubicada en el Palacio de Deportes de su ciudad natal, en la que estarán sus más incondicionales: sus padres Alfonso y Toña, sus hermanas Lucía y Alicia, su esposa Claudia, pero sobre todo su abuela Raquel. A ellos se sumará la gente de su club: el Grupo. Pese a que no llega en su mejor momento, tras haber salido de una lesión en el Open USA, Carreño quiere dar una alegría a su gente.

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