L. RAMOS / G. FERNÁNDEZ
CANGAS DE ONÍS.
Lunes, 16 de abril 2018, 00:44
El de 2018 no fue un campanu corriente. No solo se hizo de rogar más de lo habitual, hasta el mediodía, sino que batió récords al ser la primera vez que alcanza los 11.900 euros en la subasta celebrada bajo el Puente Romano de Cangas de Onís ... . Fue una puja reñida, con nueve establecimientos interesados en hacerse con este exclusivo producto que, arengados por el conductor de la subasta, Ángel Lueje, quien les recordó que estaban «haciendo historia, pues éste es el salmón del centenario», no dejaron de alzar sus paletas. Finalmente, fue el joven Adrián Mori, hijo del veterano ribereño José María Mori Cuesta 'el Marqués', quien se hizo con el primer salmón de Asturias, pescado en el Sella, para la sidrería El Campanu, con sede en Cangas de Onís, Ribadesella y Oviedo.
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Ya un buen rato antes de las seis de la tarde y pese a los chubascos intermitentes, eran cientos las personas que se congregaban en la zona. El espectáculo no defraudó y después de que el campanu fuese trasladado hasta el escenario por la Reina y las Damas de Honor de las fiestas de San Antonio de Cangas de Onís, comenzaba una subasta que se prolongaría durante casi una hora y que finalizaría con una intensa batalla entre dos de los pujadores: la sidrería El Campanu y el hotel María Manuela de Benia de Onís, representado por Ángel Llenín.
Al final, como ya sucediese durante la temporada 2017, fue el primero quien se hizo con la pieza, de 7,190 kilos, por 2.000 euros más que el pasado año.
«La consigna era llevar el campanu a casa, como fuera», explicaba un radiante Adrián Mori, quien reconocía, eso sí, que «la competencia fue dura». También muy satisfecho quedó, como cabía esperar, Juan Antonio González, 'el Sastrín' de Ribadesella, que fue quien echó el pez a tierra en la zona libre de El Arcu. «No esperaba que pagasen tanto por él», reconoció, y se mostró encantado con el «extraordinario ambiente» que se generó en la ciudad canguesa. «Ya el año pasado me hicieron una fiesta muy guapa -también pescó entonces el campanu del Sella- y yo soy ribereño y socio fundador del Esmerillón, así que aunque desde Salas me ofrecieron un buen precio, un viaje a Irlanda y dos cañas, no me lo pensé. La subasta tenía que ser aquí, en Cangas de Onís», aseveró.
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