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Un nuevo capítulo del derbi asturiano asoma y lo hace con todos los ingredientes que lo convierten en un partido de altos vuelos. Da igual que sea en Segunda División o que uno de los dos equipos esté en horas bajas, el 'clásico' del Principado siempre presenta un atractivo especial. Sporting y Oviedo llegan a la cita por caminos diferentes. Mientras los rojiblancos quieren purgar los pecados después de un curso calamitoso, el Oviedo aspira a alcanzar la orilla sobre la ola buena, la que le ha llevado a soñar con jugar por primera vez el 'play off' de ascenso a Primera División. Curiosamente, comparecen al partido con los papeles cambiados respecto al compromiso de hace un año. Entonces eran los gijoneses los que se ilusionaban con la pelea en los puestos altos y el Oviedo, entonces, se conformaba con sacar la cabeza de la parte baja.
Los números, engañosos en ocasiones, desmontan los pronósticos. De nada sirve ir primero en la clasificación cuando llega un partido de este calado. Bien lo sabe el Sporting, acostumbrado a comparecer por encima en en los últimas campañas y presentarse portando el cartel de favorito con el aval de la tabla. Sin embargo, el derbi es una cruz para los rojiblancos, que solo han conseguido una victoria desde el retorno del Oviedo al fútbol profesional. Un gol a medias entre Álex Alegría y Christian Fernández significó la mayor alegría para la parroquia rojiblanca en los tiempos recientes.
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Tiene el Sporting un complejo importante en estos partidos a la vista los marcadores. De nada ha servido El Molinón, vaciado por la pandemia los dos últimos años. Las dos últimas visitas azules se saldaron con sendas victorias, dolorosas para la afición local y revitalizantes para los carbayones, que encontraron en Gijón una rampa de despegue tras una trayectoria cargada de altibajos, que les tenía coqueteando con el descenso.
Tiene trabajo el 'coach' fichado por el Sporting en este tramo final para levantar al equipo del diván. Los futbolistas rojiblancos deben creer que no son inferiores a los azules, mucho más enchufados cuando afrontan este tipo de duelos. Encarar estos partidos necesita un plus en todos los sentidos y hasta ahora solo el Oviedo ha demostrado tenerlo. Acude el envite después de cuatro partidos sin perder (6 puntos sobre 12 posibles) , pero transmitiendo una preocupante debilidad y emitiendo preocupantes señales. El equipo de Martí no está para competir en grandes batallas a la vista de su rendimiento reciente. Endeble atrás y sin personalidad en centro del campo para intimidar al rival. Solo Djurdjevic tira de un carro al que le faltan ruedas respecto aquel que impresionó en las primeras semanas de competición.
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José Ángel García
El Oviedo es harina de otro costal. Sin grandes alardes se ha convertido en un bloque fiable. Las críticas a Ziganda durante la temporada se han transformado en elogios por su gestión del grupo. Una defensa sólida, que minimiza los errores, y un centro del campo solvente han sostenido a un equipo que tiene el mejor 'nueve' de la competición a tenor de su cifra goleadora. Borja Bastón ha encontrado en la capital el mejor hábitat posible para redimirse después de una experiencia con sombras en Leganés. Los carbayones desembocan en el derbi con la mejor racha de resultados de la temporada, después de tres victorias. Es verdad que su fútbol puede no enamorar en ocasiones, pero nadie puede negar que pocos saben optimizar sus virtudes como los azules, instalados en puestos de 'play off' en un pulso con Las Palmas, descabalgada la Ponferradina.
El principal argumento de los rojiblancos para cambiar la tendencia negativa de los últimos tiempos pasa por ganar el pulso en todas las líneas y, sobre todo, enganchar bien con Djuka que, en algunos partido, ha tenido que pelear en soledad. El protagonismo de Villalba, lejos del jugador que enamoró en la primera vuelta, debe ser creciente si el Sporting quiere soñar con un triunfo que le permita reconciliarse con la parroquia y saldar así parte de las cuentas que tiene pendientes. No es descartable que Martí introduzca en el once movimientos como la entrada de Pablo Pérez para escoltar al balcánico y hacer más peligrosos las penetraciones del Puma por banda. El otro costado, con la baja segura del añorado Jony, será para Gaspar o Aitor García. Babin volverá al eje de la zaga tras cumplir un partido de sanción, haciendo pareja con Berrocal. Otra de las posibles modificaciones que medita el técnico balear es la inclusión de Gragera, cuya presencia en el campo ha supuesto una mejoría en el engranaje del equipo.
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Más claras están las cosas para Ziganda a pesar de la importante baja de David Costas. El central gallego, que vio la quinta amarilla ante el Leganés, es uno de los cimientos que sostienen a los azules esta temporada. Su baja, previsiblemente, será cubierta por Rodrigo Tarín, que se estrena en un duelo de rivalidad regional. La otra variación que puede introducir el navarro en el once es la presencia de Javi Mier como enganche arriba en sustitución de Obeng para hacer más daño en tres cuartos de cancha. Brugman y Luismi le escoltarían en un falso doble pivote. Viti y Borja ocuparían los costados de un bloque bien definido, que cuenta con el mejor delantero (a la vista de los números) de la categoría. Borja Bastón es el estilete de una orquesta que desafina pocas veces como se puede constatar echando un vistazo al número de derrotas en el presente curso.
En esta película, el guion está cargado de giros inesperados y los entrenadores suelen buscar algún tipo de sorpresas en la alineación para descolocar al rival. Una puerta que no se debe cerrar nunca cuando se trata del derbi asturiano.
Nos hemos acostumbrado en los últimos tiempos a enfrentamientos dialécticos fuera del campo, que arrancan protagonismo desgraciadamente al plano deportivo. Directivas y aficiones no se ponen de acuerdo a la hora de juzgar el dispositivo policial que quiere imponer Delegación del Gobierno para garantizar la seguridad. La conclusión es la ausencia de los seguidores visitantes en los duelos de rivalidad regional. Una pena. Ya pasó en la primera vuelta y se repite en el choque de este sábado. El camino parece de no retorno. Sin acuerdo, los que pierden son los aficionados.
A pesar de la ausencia de la hinchada azul en El Molinón, el estadio presentará un aspecto único. La grada interpretará su papel como jugador número doce para los rojiblancos. Llega el momento de la verdad para unos y otros, a sabiendas, de que más allá de la importancia de los tres puntos, el partido tiene un significado especial porque una victoria vale doble.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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