El 'hijo' de Quini en Barcelona
Vínculo especial ·
El histórico exdelantero acogió a un jovencísimo Maradona y lo integró a su llegada al fútbol europeo en al club blaugrana en 1982Vínculo especial ·
El histórico exdelantero acogió a un jovencísimo Maradona y lo integró a su llegada al fútbol europeo en al club blaugrana en 1982ANDRÉS MENÉNDEZ
Jueves, 26 de noviembre 2020, 01:23
Diego Armando Maradona se apagó ayer a los 60 años tras sufrir una parada cardiorespiratoria en su residencia de Tigre, en Buenos Aires. El 4 de junio de 1982, el Fútbol Club Barcelona cerró la operación por 1.200 millones de pesetas. Maradona tenía ... entonces 21 años. Era un zagal cuando llegó a la Ciudad Condal y salió de Argentina. Quini tenía 32 y siete Trofeos Pichichi a sus espaldas: (1973-1974, 1975-1976, 1979-1980, 1980-1981, 1981-1982). Era un 'peso pesado' en el vestuario culé con ascendencia en el proyecto que comandaba Udo Lattek, que despertaba pasiones. «Quini recibía por entonces más cartas que Maradona», recuerda Ángel 'Pichi Alonso'. Quini rápidamente cogió cariño a aquel jovencísimo argentino al que llamaban 'El Pelusa' por su cabellera rizada. «Me ayudó muchísimo en mi llegada a Barcelona. Jugábamos mucho al tenis en nuestro tiempo libre. Espero que descanses en paz. Le mando un abrazo fuerte a toda tu familia», quiso recordar la leyenda argentina, considerado como el mejor de la historia por muchos, con una cariñosa carta en el día del fallecimiento de Quini.
Publicidad
«Le tenía muchísimo aprecio y cariño. Cuando lo conoció en Barcelona, Maradona era un chico muy joven que apenas acaba de llegar de Argentina. Nuestro padre siempre decía que era una persona muy tímida», recuerda Óscar Castro, hijo de histórico exjugador del Sporting y Barcelona. «Estaba casi apartado del vestuario. Nuestro padre (Quini) le ayudó a integrarse», añade.
Noticia Relacionada
Maradona, difícilmente impresionable, se quedó prendado, atrapado por el socarrón carácter de 'Quinocho', embrujado por su aura. «Me acuerdo de una jugada que Lattek nos tenía prohibido hacer, por temor a que nos lesionaríamos. Yo tiraba centros a Quini; él venía corriendo desde la mitad de la cancha y los remataba de cabeza. Después el me tiraba centros a mí y yo hacía lo mismo. Al igual que Urrutia, quedábamos todos embarrados», contaba Maradona.
Se hicieron inseparables en los dos años que compartieron en el Fútbol Club Barcelona. A 'El Pelusa' le habían advertido de la dureza de los defensores en España. Goikoetxea, central del Athletic, que dos años antes había amagado con terminar con la carrera de Bernd Shuster, le mandó directamente al quirófano con una entrada escalofriante, con los tacos por delante, que aún se recuerda en el Camp Nou. Quini le prometió en la habitación del hotel, que si era alineado ante el Magdeburgo, le dedicaría los goles y el triunfo.
Convivencias que recuerda Schuster, compañero de habitación del argentino. Los tres se hicieron íntimos. Aunque el carácter del alemán fuera distinto. «Maradona nunca quería irse a la cama. Apagaba la luz a las diez de la noche. Diego siempre seguía viendo la televisión. Y yo: ¿qué hago ahora?», me preguntaba», cuenta el alemán.
Publicidad
Noticia Relacionada
El delantero certificó con sus dos tantos la victoria del Barcelona (2-0) ante el conjunto alemán. Quini cumplió con su promesa. Cuentan que incluso logró sacarle una sonrisa a 'El Pelusa', que no quería saber nada del fútbol si él no estaba en el césped. «Se fue un goleador de los que ya no hay, del estilo Martín Palermo. Tal vez no tocaba la pelota en todo el partido. Pero cuando le pegaba de zurda, lo hacía como el mejor zurdo. Y cuando le quedaba para la derecha, lo hacía como el mejor derecho. La pelota siempre lo buscaba a él», escribió el argentino. Nunca perdió de visita Quini a aquel joven tímido, pero risueño. Recuerdan en el entorno un viaje de cuando el joven ya era leyenda.
Maradona estaba jugando en el Nápoles, cuando una tarde aceptó de verano aceptó la invitación de 'El Brujo' y se vino a Asturias para visitar a Quini y su familia y disfrutar de una plácida parrillada entre anécdotas y bromas, ante las carcajadas de Falo Castro. A Quini, por entonces, ya comenzaba a angustiarle el constante deterioro del argentino, malogrado. «A nuestro padre le preocupó mucho el estado de salud de Maradona. Tenía pena por verle en esas condiciones y el deterioro constante que tenía en estos años su salud. Siempre ha tenido buenas palabras hacia él. Le tenía guardado un cariño muy especial», explica su hijo Óscar.
Publicidad
Noticia Relacionada
Nada, en cualquier caso, pudo borrar de la memoria de Diego sus inicios en Europa ni tampoco quebrantar la amistad entre dos genios que se admiraban mutuamente como Quini y Maradona que estuvo a punto de retornar una nueva ocasión a El Molinón con motivo del homenaje a Quini y ponerse como Schuster la rojiblanca en el amistoso que enfrentó a Sporting y Madrid. Tal era el afecto que le tuvo Quini que en el Mundial de 1994 en Estados Unidos le dijo al periodista Sergio Sauca: «Me voy un momento al hotel a ver a Maradona». Por allí estaba el argentino, que también había acudido al campeonato del mundo como jugador. Ese fue el último encuentro entre las dos leyendas. «Se fue Quini, un hombre excepcional», se despidió Maradona en su carta. «Él siempre solía decir que Maradona era una buena persona con todos el mundo, con todos menos con solo una persona: consigo mismo», repiten los hijos del exgoleador del Sporting y Barcelona.
Noticia Relacionada
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.