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El encontronazo entre el Sporting y el Oviedo alcanzó hasta el túnel de vestuarios, donde se registraría un enorme altercado entre los dos equipos, con una pelea, según testigos presenciales, en la que participaron futbolistas de los dos equipos, con provocaciones y agresiones. El club ... azul hasta tendría imágenes de lo sucedido, aunque está prohibido grabar en el interior del estadio, algo que en el club gijonés entienden y defienden como una prueba de que había respuestas previstas para acciones predeterminadas.
En el incidente habrían estado involucrados varios jugadores, como Jony, Eric Ramírez, Djuka, Sangalli o Bolaño, quien dio la vuelta a El Molinón con la camiseta en alto. Con Sangalli, mientras, Villalba estuvo a punto de llegar a las manos, recriminándole que faltara al respeto a los aficionados por, supuestamente, un corte de manga del extremo a la grada.
En el Sporting, por otra parte, hay malestar con la actuación de un efectivo de la Policía Nacional, el que trató de llevarse a Borja y que, posteriormente, tuvo encontronazos con Jorge Sariego, Christian Rivera, Guille Rosas y Aitor, a los que golpeó con el escudo. El propio Aitor hizo un gesto llevándose el dedo índice a la cabeza para pedir al agente que no añadiera más tensión a lo que estaba sucediendo.
El club estudiará este episodio y si el Policía en cuestión se extralimitó en su actuación.
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La retahíla de cánticos de apoyo desde que el balón echó a rodar se transformó en un coro de indignación. «Esta camiseta no la merecéis» y «directiva dimisión» fueron las proclamas que entonó en el epílogo del choque la afición del Sporting, que tiene una penitencia con los derbis. Con solo una alegría en los diez últimos duelos contra el Oviedo, anoche volvió a llevarse otra amarga decepción. El Molinón mostró su hartazgo mientras el oviedismo sonrió a distancia y también en Gijón, con varios seguidores mezclados entre los locales en un partido que terminó como el rosario de la aurora.
El tradicional tifo desplegado minutos antes de que el balón echase a rodar, de inspiración 'Peaky Blinder' y con el lema 'Orgullo, Pasión y Tradición' fue una pésima premonición de un derbi abrochado con una tángana entre jugadores en varias partes del terreno de juego y un fuerte enganchón entre varios futbolistas del Sporting y Femenías, que fue arrinconado y agredido por Christian Rivera cuando el árbitro ya había pitado el final. El guardameta oviedista fue el centro de las iras gijonesas e incluso el entrenador de porteros, Jorge Sariego, tuvo que ser separado por varios efectivos policiales para evitar que la cosa fuera a mayores.
Con algunos aficionados identificados por la Policía, ya sin el balón en juego, en los últimos compases se emborronó la banda sonora de un derbi que rozó el monopolio de afición local en la grada. A pesar de la decisión del Sporting de no enviar entradas a tierras carbayonas, no faltó el respaldo oviedista en las gradas del municipal gijonés. Las pulsaciones de los protagonistas sobre el césped empañaron la demostración de que no hay utopía en la convivencia pacífica en el estadio, como reflejan los lazos de dos clubes cuya masa social comparten hogar en el día a día. Compañeros de clase en la Escuela Primaria en Grado. Nicolás Martínez, oviedista y Daniel Berdasco, sportinguista, siguieron el partido juntos. Con el pitido inicial, subió la hostilidad, con cánticos que enardecían la rivalidad y más de un exabrupto. El Molinón empujó a su equipo hasta que el gol azul le dejó de nuevo helado.
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