El derbi no deja heridas

Miguel Ángel Ramírez atacó sin novedades, empujando al campo a Djuka y forrando atrás con Diego Sánchez. En el Oviedo llamó la atención la continuidad de Tomeu Nadal en la portería y, sin Viti, la suplencia de Borja Sánchez. El derbi asturiano comenzó menos frenético y con mucho cálculo por parte y parte. Vacío de extremos el once de casa, Varane y Pedro hacían mudanzas de urgencia para tapar a Abel Bretones y Lucas Ahijado. El primer acercamiento lo firmó el Oviedo. Poca chicha. Un cabezazo manso de Raúl Moro.

Hasta su desplome, de más a menos, el Sporting gobernó lanzado por las largas piernas de Pedro y Varane, con cometido maratoniano, y Juan Otero. Un delantero postizo, ambulante. El equipo de Cervera se apretó atrás, esperando para tender la emboscada. Muy atascados los azules, el Sporting estuvo a punto de cantar bingo en un lío de Tomeu Nadal, al que casi birla la cartera Otero. Cote también testó al portero balear con un zurriagazo. Fueron dos acciones que presentaron un Sporting creciente y un Oviedo con falta de fútbol. Aplicado en el orden, pero con poco brío para robar, salir escopetado, y dar un paso al frente en el partido. El partido se congeló un par de minutos por un choque de cabezas de Luismi y 'Cali' Izquierdoz. Y cambió. La burbuja rojiblanca se perdió. El once de Cervera se encendió.

Pasado de decibelios el partido en la grada, el Oviedo comenzó a dar las luces largas a Cuéllar. Muy cerca de la caseta, con Camarasa repartiendo juego, Raúl Moro se quedó a un meñique de embolsar para el Oviedo. Encaró a Cote y buscó con intención el palo largo de Cuéllar. Suspiró El Molinón, bramó el oviedismo. Al intermedio llegaban más enteros y peligrosos los azules, que mandaron un buen surtido de bombeos el área del Sporting.

Casi siempre por la banda de Raúl Moro y Lucas Ahijado. La más peligrosa. De ahí, de un estupendo control del extremo cedido por el Lazio, salió un remate al poste que confirmó el intercambio de los papeles y la pujanza del Oviedo. Con el Sporting totalmente 'tirillas', otro centro al área de Abel Bretones, sin marcador, lo cazó Enrich, ganador de un duelo por la posición ante Bruno, despelotado. 0-1.

El Oviedo regresó con la misma rigidez inicial, pero con el viento a favor. Aunque el partido se igualó por la lucha de Djuka. El '23' peleó un balón entre Luengo y Dani Calvo, que le agarró con claridad. Un penalti, con el chivato del VAR, que pateó a gol el delantero del Sporting.

'MAR' cambió el registro de los rojiblancos, incómodos pese a la igualdad, con Queipo, relevo de Diego Sánchez, en alerta amarilla, y Aitor. El Sporting pasó a un 4-2-3-1, con extremos, y las piernas de sus mediocentros lo agradecieron. Álvaro Cervera siguió dando carrete a lo mismo. El gallego Hugo Rama probó de lejos a Cuéllar con un disparo que pasó tirando besos al poste derecho del meta. El cambio espabiló a los gijoneses y desinfló un poco al Oviedo. Pero Cervera replicó, refrescando su tropa con Borja Bastón y Koba Leïn, y sin mover una coma en lo táctico. Fiel a su hoja de ruta de principio a fin. Luego empujaría al campo a Borja Sánchez, relevo de Raúl Moro, que dio mucho tajo a Cote.

A falta de diez minutos, con igualdad en el marcador, mandaba la democracia, aunque el Oviedo volvía a parapetarse demasiado contra Tomeu Nadal y a empequeñecer. Pedro examinó a Tomeu con un disparo lejano. Nadie quería perder, pero el Sporting tenía la necesidad de ganar. Ramírez sacó a Cristo al ruedo por Djuka, ovacionado. El tinerfeño, esta vez sí, lideró la ofensiva. Juan Otero volvió a buscar el gol desde lejos. Y Cervera finalizó su ronda de cambios con Leo Sequeira, relevo de un exprimido Hugo Rama. El partido ya estaba sesteando para entonces, con un final desprovisto de emoción, sin grandes manifestaciones del Sporting, que sigue sin ganar, y del Oviedo, que continúa sin perder.

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