Carmona, uno de los jugadores que todavía están en la plantilla en el derbi disputado en El Molinón en 2017. J. PAÑEDA
Derbi asturiano

Real Oviedo - Sporting | Una rivalidad perenne con distintos actores

Solo tres futbolistas de los teóricos titulares repetirán en la alineación a pesar de que solo han pasado tres temporadas del derbi del reencuentro

ANDRÉS MENÉNDEZ

Jueves, 8 de octubre 2020, 02:54

«Hoy (por ayer) me he levantado y de repente me han venido a la cabeza aquellas imágenes. He recordado cómo cantaba la afición del Sporting cuando llegamos con el autocar al estadio, cómo animaba la gente del Oviedo, nuestra gente. Y he recordado el gol de Toché y me he emocionado», recuerda para EL COMERCIO Juan Antonio Anquela, especialmente nostálgico en una semana en la que irremediablemente reaparece por su cabeza lo vivido aquella lluviosa tarde de septiembre de 2017, en el día del reencuentro entre los dos grandes del fútbol asturiano. «No he vivido todavía nada ni parecido como este derbi. Había muchísima gente fuera del campo cuando llegamos con el autocar. Vi de todo a través de esa ventana. Fue una locura. Eso no se me olvidará nunca», dice el romano Fede Barba, ahora en el Benevento. «Esperábamos el partido con muchas ganas. Llevábamos muchos años sin disputar el derbi. Había mucha expectación y recuerdo que habíamos empezado bien la Liga y teníamos muchísimas esperanzas», recuerda Lora, excapitán del Sporting y dueño en aquel partido del lateral diestro que concluyó con un empate (1-1). Pero con dos sensaciones contrapuestas: celebrado en Oviedo y lamentado en Gijón. «¿El gol de Toché?», evoca el excentrocampista azul David Rocha, «fue la demostración de que el Oviedo estaba a la altura». «Fue un poco como respirar otra vez aliviados. Porque el oviedismo después de esos años tan duros entre Tercera y Segunda B se sintió un poco ninguneado. Estaba herido en el orgullo. Tras ese partido, todo cambió. La gente en la grada, lo que se vivió después en Oviedo, la sensación de orgullo. Y yo, entonces, pensé. ¡Si esto es con un empate, cómo será cuando ganemos!», reconoce Anquela.

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«Esos derbis contra el Oviedo no era fútbol. Eso era como ir a la guerra. Y a ellos le venía mejor ir a la guerra porque se sentían cómodos en las disputas y sabían que nosotros éramos mejores», mantiene Barba. «Nos quedamos chafados porque veíamos la victoria muy cerquita», repite Lora tres años después de aquel histórico reencuentro y en la víspera de un nuevo Oviedo-Sporting –el segundo en apenas tres meses, el séptimo en tres años– que nada tendrá que ver con aquel.

No habrá en el estadio azul ni el aroma de la afición porque así lo ha decidido una inesperada pandemia ni tampoco muchos de los protagonistas de aquella noche del Día de Asturias. No queda apenas rastro de los proyectos que comandaron por entonces Juan Antonio Anquela y Paco Herrera. Repetirán los azules Bolaño, Carlos Hernández, Mossa y también Diegui, aunque todos han perdido protagonismo por el inexorable paso del tiempo. Al contrario que Viti, que en 2017 apenas dejaba atrás los juveniles y ahora se ha convertido en un habitual con Ziganda. Mientras que en el Sporting los fallidos proyectos se llevaron por delante a aquella plantilla diseñada para el retorno exprés a Primera y a varios técnicos hasta la aparición de éste, que comanda Javi Rico en los despachos y que ha devuelto la ilusión con Mareo como bandera y David Gallego en el banquillo. Mantiene al menos agigantada la figura en la portería con un Mariño convertido en capitán e imbatido. También sigue Carmona, con un rol distinto al que ese día celebró el 1-0.

Con Pablo y una situación radicalmente distinta para aquel prometedor canterano que comenzaba a despuntar de nombre Nacho Méndez.

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