Pablo Insua y 'Cali' Izquierdoz se estrechan las manos antes del derbi de mañana en el Carlos Tartiere. ARNALDO GARCÍA
Derbi asturiano

Una defensa de armas tomar en el Sporting

Insua e Izquierdoz llegan a su primer derbi en plena forma, líderes del Sporting tras dejar atrás un martirio de lesiones y la abrasiva vida de Boca

JAVIER BARRIO

GIJÓN.

Viernes, 16 de diciembre 2022, 02:52

Entre San Carlos de Bariloche (Argentina) y Arzúa (La Coruña, España) hay un océano y varios países. Y casi 12.000 kilómetros de distancia. Un mundo. Pero 'Cali' Izquierdoz (1988) y Pablo Insua (1993) se entienden como si hubieran crecido juntos en cualquier rincón ... de la Patagonia o dando pelotazos furtivos en María Pita. Son, desde el primer momento, la clave de bóveda del proyecto del Sporting. «Jugadores estupendos y fichajes enormes», valoran en Mareo. La prolongación de Abelardo y, seguro, dos de las incorporaciones más 'top' del proyecto. Tienen personalidad y su fútbol se complementa con armonía, midiéndose este sábado a dos pesos pesados como Borja Bastón y Sergi Enrich. Guerrilleros ambos, 'Cali' es el martillo, un hueso. Un líder en toda regla. Insua, el cincel, el inicio del juego del Sporting. Otro general, aunque en un primer vistazo lo parezca menos. Es un engaño. El fútbol de los dos mezcla en su justa medida. Siempre expeditivos, siempre bravos, siempre en hora y siempre asumiendo la responsabilidad en los partidos. Solo dejaron de ser pareja este año en cuatro jornadas. Entre ellas, la del atropello de Granada. ¿La factura? Un par de escuálidos puntos rebañados. Cinco de las seis porterías a cero del equipo, además, han llegado con ellos patrullando la trastienda.

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Los dos encaran mañana su primer derbi asturiano en plena madurez, aunque se saquen cinco años, puesto que Insua ha vivido ya toda una vida en muy poco tiempo. Atado por Fran Rico y Abelardo antes de la llegada de Orlegi, al gallego se le consideraba en el verano un futbolista de Primera en Segunda. Una oportunidad silenciada por los recelos de su físico. Por el martirio de lesiones que sufrió en los últimos años, que incluyó la rotura de los ligamentos cruzados de las dos rodillas y un problema de corazón (una pleuresía y más tarde se le identificó una pericarditis) cuando daba el salto a la Bundesliga, al Schalke, previo pago de 3 millones al Deportivo.

Pero en Gijón, a donde llegó libre desde Huesca, ha vuelto a sonreír. Posiblemente sea el jugador más regular del Sporting en los dos últimos meses. Un valor que no ha dejado de crecer en su rendimiento según se ha ido engrasando por la continuidad y la competición, desprendiendo esa regularidad tan acusada: «Mis padres siempre han dicho que soy muy tranquilo. Es cierto que llevo el nervio por dentro, pero en el campo me sentí siempre muy tranquilo, con mucha confianza en lo que puedo hacer».

La historia de Izquierdoz, un fichaje inaccesible para el Sporting sin la gestión de Orlegi, la protagoniza un futbolista de élite. Un defensa duro de pelar que vive en Gijón una segunda juventud, más tranquilo y liberado después de abandonar el abrasivo ecosistema de Boca Juniors. Solo si se contasen sus partidos en ligas nacionales (Argentina, México y España) acumula 350 encuentros. Y falta currículum.

Capitán en 'La Bombonera', acostumbrado al inflamable River-Boca (incluso en su entrega del Bernabéu), sonríe cuando le preguntan por el Oviedo-Sporting y la presión. «Yo juego siempre al 100%, no me va a cambiar el derbi», se encoge de hombros, con un buen surtido de títulos en México y Argentina. Un hombre renovado: «Después de vivir Boca, donde tienes que estar al máximo todo el tiempo, llevas de otra manera vivir en una ciudad y un país como este. Siempre iré al cien por cien, pero de otra manera. Creo que hoy disfruto más el día a día».

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