Secciones
Servicios
Destacamos
VÍCTOR M. ROBLEDO
POLA DE LENA.
Sábado, 4 de mayo 2019, 00:39
Los auxiliares del Manzana Postobón eran incapaces de consolar a Carlos Quintero hace solo una semana. El corredor colombiano protagonizó una fuga de cuarenta kilómetros junto al italiano Fausto Masnada en la última etapa del Tour de los Alpes, pero no pudo controlar el ataque final de su compañero de escapada y tuvo que conformarse con ser segundo. Al llegar a la meta se sentó tras el autobús de su equipo y lloró. A sus 33 años quizás pensó que no volvería a tener una oportunidad como esa de estrenar su palmarés en Europa.
El disgusto se le borró a Quintero ayer de golpe en las estrechas calles de Pola de Pena. El colombiano se llevó la victoria en la primera etapa de la Vuelta a Asturias tras imponerse en el sprint a su compatriota Orluis Aular y al ecuatoriano Richard Carapaz, ganador de la pasada edición de la ronda asturiana. Quintero, un escalador de perfil discreto -logró un quinto puesto en una de las etapas de la Vuelta a España de 2015 y ganó ese mismo año el premio de la montaña en la Tirreno Adriático-, luciráel maillot de líder en la jornada de hoy, con 171 kilómetros entre Soto de Ribera y Cangas del Narcea. El ascenso al Acebo y su posterior descenso se presentan como claves para decidir la clasificación general final.
La primera etapa de la Vuelta a Asturias transcurrió según lo previsto, con un Movistar que trata de sumar kilómetros de calidad antes del Giro de Italia. El único equipo español en la máxima categoría mantuvo el control de la carrera durante toda la jornada con la intención de disputar la victoria de etapa en Pola de Lena con José Joaquín Rojas, pero no contaba con la audacia de Carlos Quintero.
Los primeros ataques se produjeron a la salida de Oviedo, concretamente al paso del pelotón por Lugones. El Movistar, con todos sus corredores en la cabeza del grupo, se movió rápido para que ningún intento de fuga llegara a cuajar.
La carrera sí se rompió de camino al Alto de La Miranda con una escapada de José Joaquín Rojas (Movistar), el veterano Francisco Mancedo (Matrix-Powertag) y el checo Daniel Turek (Israel Cycling Academy). Estos dos últimos tenían una ventaja cercana a los cinco minutos en el ecuador de la jornada, en Carbayín Alto, a noventa kilómetros de la meta.
La ventaja se había reducido a la mitad cuando el pelotón coronó por primera vez el Alto de Carabanzo, a 43 kilómetro del final. El Movistar metió una marcha más y logró finiquitar la fuga en el segundo paso por Carabanzo. Los equipos se reorganizaron en el descenso para preparar el sprint, pero ninguno contaba seguramente con Carlos Quintero, que esta vez sí supo medir bien sus fuerzas y calcular el momento exacto de su zarpazo. «Lo quise probar antes, pero me contuve sabiendo que el final me venía bien», admitió en la meta, vestido ya con el maillot azul que defenderá hoy en el Acebo. Quién se lo iba a decir hace solo una semana cuando lloraba junto al autobús de su equipo en el Tour de los Alpes.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Nuestra selección
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.