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Serio, con la mirada perdida, asimilando el triunfo estaba Pelayo Sánchez esperando tras el podio a la ceremonia dedicada al ganador de la sexta etapa del Giro de Italia. El joven asturiano acababa de conseguir una proeza y tocaba celebrarlo. El protocolo del podio ... dejó alguna anécdota.
Entre aplausos y flashes recibió la medalla que le acreditaba como vencedor de etapa. Con ella al cuello, Pelayo Sánchez echó mano a la botella de champán que estaba a sus pies, pero desde la organización le pararon. Antes tenía que recibir el ramo de flores y un regalo.
Ya con ellos en la mano y, en un breve momento de confusión, el asturiano cogió la botella y preguntó: «¿Me la llevo?». Entonces, para su consuelo, le indicaron que era el momento de abrirla y regar al público desde el podio. Una anécdota más que sumará a una jornada que quedará para siempre en la memoria del corredor asturiano.
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