'Masterchef' vive una gala trepidante en Gijón con marcado sabor asturiano

En sus 27 años de historia, han salido de estas instalaciones de Veranes 100.000 trabajadores que han logrado salvar la vida a medio millón de personas. Si antes eran desconocidos para muchos, ayer saltaron definitivamente a la fama, una popularidad más que merecida.

El episodio comenzó con los simuladores de fuego y la piscina de entrenamiento en funcionamiento para mostrar el valor de estos profesionales. Y, después de ver cómo se entrenan para su trabajo, llegó la hora de ponerse el delantal para ser los mejores en las cocinas, su particular campo de batalla. Los aspirantes tuvieron que preparar un menú de cuatro platos en el que les tocó echar mano de los sabores de la tierra. Debían estar a la altura, porque los comensales fueron cien profesores y alumnos de este centro que, además de tener las expectativas altas, conocían bien los productos que les estaban cocinando.

El entrante encomendado fue una sopa de marisco con aire cítrico de perejil; el primero, un pixín a la sidra con manzana; el segundo, un solomillo al cabrales con patatines y el postre, un bizcocho borracho con espuma de arroz con leche quemada. Los nervios estaban a flor de piel.

Para no defraudar, no estuvieron solos ante el peligro, sino que los acompañó el chef Nacho Manzano que no dudó en guiarlos y asesorarlos durante la elaboración de los platos. Un consejero de lujo, con dos estrellas Michelin, que disfrutó de ver a sus colegas de Masterchef en la tierrina, enseñando un escenario que pocas veces sale a la luz.

No fue el único encantado con la experiencia, para Samantha Vallejo-Nágera, integrante del jurado, fue «una maravilla» vivir esta jornada e, incluso, enfundarse el uniforme que utilizan estos profesionales para enfrentarse a sus maniobras. Lo mismo que hicieron Jordi Cruz y los aspirantes que, por una noche, se convirtieron o, más bien, se sintieron, miembros del centro.

Tras esta prueba exterior, los aspirantes regresaron al plató para rendir homenaje a la mantequilla que también tenía acento asturiano. Mantequerías Arias se encargó de fabricar el bloque de mantequilla más grande de España, de 150 kilos, que requirió 350 kilos de nata, provenientes de 3.500 litros de la mejor leche de vaca.

Esta no es la primera vez que la gastronomía asturiana es la protagonista de Masterchef. Ya en noviembre del año pasado, los concursantes de su edición Celebrity viajaron a a Ribadesella, donde los acompañaron los cocineros Pedro y Marcos Morán, para elaborar dos menús con marisco y pescado a la parrilla. Tendrán que volver muchas más veces para seguir saboreando.