m. f. antuña
Martes, 27 de abril 2021, 21:19
No fue hasta 1993 cuando visitó La Quinta, en El Pito (Cudillero) y halló el cuadro de Goya perdido, un lienzo pintado en Italia en 1771, el primero atribuido oficialmente al genio aragonés y que durante 200 años estuvo en paradero desconocido y pasó ... durante décadas por ser obra de Corrado Giaquinto. Pero Jesús Urrea (Valladolid, 1940), que fue adjunto al director del Prado y director del Museo de Escultura de Valladolid, además de ser catedrático emérito de la Universidad de Valladolid, ya tenía conocimiento de esa colección desde mediados del los setenta, cuando estaba haciendo su tesis doctoral. «Soy amigo de muchos asturianos y sabía de esa colección importantísima, me interesé por verla, pero era muy complicado entrar y fue imposible», recuerda. Pero llegó el año 1993 y el historiador del arte Antonio Bonet Correa, fallecido el pasado año, le dijo: «Hay una fundación en Asturias que quiere que vayas a ver qué hay allí». Aceptó de inmediato, no solo por el gusto que supone para cualquier amante del arte conocer una colección como la Selgas-Falgade, que para aquel entonces formaba parte del patrimonio de la fundación constituida dos años antes, sino porque «tenía alguna noticia imprecisa de que podría haber algún cuadro italiano del siglo XVIII y yo hice mi tesis doctoral sobre la pintura italiana conservada en España».
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Se vino a Asturias, accedió al palacete, se descalzó y se puso las babuchas obligadas para no pisar las alfombras y comenzó el camino. «Al principio no veía ningún cuadro que me interesara, veía pintura del XVI, del XVII, tapices, y cuando ya habíamos visto todas las habitaciones, habíamos pasado por un pasillo varias veces y me parecía que en una de ellas no habíamos entrado. Nos acompañaba la guardesa de la finca y me dijo que era el vestidor, entramos, había un armario enorme de madera y encima, colgado de la pared, vi el cuadro y estuve contemplándolo unos minutos», relata Urrea desde Valladolid. De vuelta a Madrid empezó a estudiarlo y concluyó que era el lienzo perdido de Goya. Comenzaron los trámites para llevarlo al Prado, los estudios y la certeza de que «sin duda era un cuadro de Goya». Luego se planteó una primera exposición, después el cuadro se fue a Madrid en 2011 y ahora el Prado es ya su legítimo propietario después de que la Fundación Selgas-Fagalde lo vendiera por 3,3 millones en una operación que ha desatado suspicacias y malestares.
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No entra en polémicas Jesús Urrea, pero no niega que para él el Prado es el mejor lugar para el lienzo: «No veo problemas, llevaba diez años en el Prado, lo ha visto y lo ha contemplado todo el mundo inserto dentro de la producción de Goya, que permite valorarlo mejor», señala.
Hubo más visitas a Asturias después de aquella del descubrimiento. De nuevo el catedrático de Historia del Arte Antonio Bonet Correa volvió a recurrir a él para viajar a Cudillero. «Me pidió que formara un equipo de especialistas de confianza para empezar a estudiar todo aquello con el ánimo de catalogarlo, no sé si fuimos una dos veces, pero, claro, requería desplazarse una temporada, y después de esas visitas no tuvimos más noticias, supongo que el Goya omnubiló a todo el mundo y no se siguió con la idea», lamenta Urrea. No entra en más valoraciones de la colección, que dice no conocer a fondo, pero sí afirma que el otro cuadro atribuido a Goya, un retrato del General Ricardos, no es de su interés. Y añade otro dato a su relato. Después de aquel intento fallido de catalogación, tuvo conocimiento de la edición de un libro. «Aquello no nos gustó, no tenía sentido crítico ni un estudio profundo».
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