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FULGENCIO ARGÜELLES
Viernes, 14 de febrero 2020, 00:19
Anicio Manlio Torcuato Severino Boecio (480-524) fue un sabio humanista romano que estudió todas las materias, desde la filosofía a la música o desde la aritmética a la astronomía, y tradujo al latín las obras de Platón y de Aristóteles. Llegó a ser cónsul y primer ministro del rey ostrogodo Teodorico el Grande (quien gobernó, entre otros territorios, la península ibérica). Acusado de conspiración y traición al rey, Boecio terminó en la cárcel, donde fue torturado y decapitado. Considerado mártir de la fe católica, se confirmó su santidad en 1883 y es venerado, por católicos y ortodoxos, como el último romano y el primer escolástico. Fue en este tiempo de presidio cuando escribió 'Consuelo de la filosofía' (523), un diálogo entre el propio Boecio y la Filosofía, utilizando la forma literaria llamada prosimetrum (combinación de prosa y verso, tal que 'El Satiricón' o 'Las mil y una noches'). La obra se conforma como primera y principal en la historia de la literatura carcelaria (equiparable a los escritos sobre el enjuiciado y condenado Sócrates) y como la obra medieval más copiada, traducida y difundida y una de las más populares e influyentes. Se compone de cinco libros en los que se explica una forma de pensamiento y de vida que recoge las enseñanzas de Epicuro, de Séneca y de Tomás de Aquino.
La tristeza de Boecio, el olvido por parte del hombre del motivo verdadero de su existencia, el gobierno de la razón frente al azar, la calamidad de la fortuna, los fundamentos y los ingredientes de la felicidad, el falso brillo de las riquezas, la austeridad como camino hacia la verdad, la insaciable avidez de la codicia, la esclavitud de las pasiones, la naturaleza corrupta del poder y las circunstancias que llevan a los más ineptos a ocupar los cargos más importantes, la banalidad de la fama, el extravío que provoca la ignorancia, la buenaventura que supone el amparo del ser supremo o la inevitable presencia del mal en el mundo son algunos de los muchos temas que la alegórica dama desarrolla ante el pesaroso y solícito condenado a muerte.
Consuelo de la filosofía es una prueba evidente de cómo, a pesar del transcurrir de los siglos, el ser humano sigue albergando inquietudes similares, continúa tropezando en las mismas piedras y grita desesperado exigiendo idénticas respuestas.
La actualidad de los contenidos de esta obra, a pesar de haber sido escrita hace mil quinientos años, la hace inmortal y grande.
Contribuye sin duda a su perdurabilidad la precisión, la claridad y la sinceridad con las que fue escrita y la ausencia de dogmatismo en sus propuestas.
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