Tres hombres y un cóctel único de letras

Tres hombres que aman los libros, que los devoran, los escriben y dibujan; tres generaciones distintas y tres maneras de enfocar y guiar ese extraño as que un buen día se sacó de la manga uno de ellos. Paco Ignacio Taibo II es el patriarca, el mexicano nacido en Gijón que volvió a casa a montar un festival de novela negra que debía ser una fiesta popular y ahora es un invitado más que cada año disfruta viendo a los otros hacer. Con el shock del verde que cada vez que vuelve a casa le acosa, entraba ayer en el recinto mirando así atrás: «Llegar aquí y ver una cola de adolescentes me pone de muy buen humor, porque no habían nacido cuando la Semana Negra nació, hay un trasvase generacional muy interesante, y supongo que irán a tomar una copa e irán a ligar, pero pasarán junto a un libro y alguno leerá, y ese es el éxito, decir que la fiesta no está reñida con la cultura, sino que es un gran dinamo para que sea un fenómeno de masas».

Taibo II, un prolífico escritor que ahora ejerce como director en México del Fondo de Cultura Económica, la mayor editorial de Latinoamérica, fundó la Semana Negra 37 años atrás y la abandonó al finalizar la edición de 2012 porque –sostiene aún hoy– «después de tantos años dirigiendo te faltan ideas» y es necesario inventarse «la locura del año». Pero sus 'cocacolas', su verborrea, su socarrona sonrisa y sus cigarrillos se han seguido paseando por un recinto de cuya dirección se hizo cargo tras él Ángel de la Calle. «Era la continuidad más clara, tenía el pulso y había una lógica de continuidad muy potente y cuando Ángel me comentó que se iba, pensamos que Miguel Barrero también seguía la línea de continuidad», dice. Era necesaria para continuar esa búsqueda de «la gloria en pequeño, la gloria democrática» que él trazó allá por el siglo XX.

Ya sabía De la Calle el año pasado que este 2024 no sería él quien estaría al frente del certamen, pero prefirió irse sin hacer ruido. No quiso llevarse el titular del último día. «Dije que a los 65 me iría y me fui», afirma De la Calle, un tipo tranquilo que es de verbo siempre fácil y amable, considerado en el mundo del cómic y la novela gráfica como un autor de culto que se ha llevado premios en el Salón del Cómic de Barcelona y sus novelas gráficas 'Modotti, una mujer del siglo XX' y 'Pinturas de guerra' acumulan reediciones en múltiples idiomas. Pero será hoy, por primera vez en 37 ediciones, cuando presente uno de sus libros en la Semana Negra. Este año está en otra posición, pero siempre atento, porque –dice Taibo– el festival «no es fraticida» sino todo lo contrario. Y porque si Taibo fue su maestro, él lo ha sido para Miguel Barrero. «Yo aprendí de Taibo, él es mi maestro en muchas cosas, por lo que hace y por lo que no hace, por lo que hace bien y lo que hace mal y me dejó que hiciera lo que me diera la gana y con Miguel lo mismo, él tiene que hacer lo que quiera, su personalidad se tiene que ver», afirma. El sistema de mando es «horizontal», nunca vertical.

Taibo II ya ha soplado 75 velas, Ángel de la Calle está en la diabólica edad de los 66 y Miguel Barrero, en cambio, es un mierense afincado en Gijón cosecha de 1980, que es escritor, periodista y gestor cultural, que tiene novelas, premios y llegó a la Semana Negra de la mano de De la Calle 20 años atrás. No ha habido de su mano giros radicales. El festival funciona. El cóctel molotov que ideó Taibo sigue convenciendo al público y a los escritores, puesto que unos y otros acuden en masa a la llamada de la noria, los calamares y la buena literatura.

Barrero no ha tenido un maestro sino dos y siente que la Semana Negra le ha educado como escritor. Es su casa. «Aún habiendo vivido en la Semana Negra, no te das cuenta de su importancia hasta que asumes la dirección», afirma. Él lo tiene claro: «El mejor cambio posible es la continuidad, porque la Semana siendo fiel a sí misma ha sabido cambiar». ¿Y cómo mira al futuro? «Con ilusión y vértigo. Estos dos señores me han puesto el listón muy alto». Él los llama los eméritos.

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