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juan josé plans
Viernes, 16 de octubre 2020, 03:33
Noche fría. Si no fuera por la humedad se diría que castellana. Después de la conferencia, un corto paseo por las calles. Y en un aula de la Escuela de Comercio conversamos con Miguel Delibes, entre insectos, mariposas y pipetas para análisis químicos. A ... Miguel Delibes le interesa todo lo concerniente a la naturaleza. Una de sus aficiones favoritas es la caza. Marchar por las anchas llanuras en busca de la presa seguido de unos perros fieles.
Él es de Valladolid. Miguel Delibes es delgado, como una de esas ramas secas que son llevadas por del viento en Castilla. Joven, siempre sonriente, con la contestación a flor de los labios.
Cosas de la vida. Sus primeros trabajos en un diario no fueron artículos, sino caricaturas. Así se adentró en la profesión que cultivaría –y que cultiva– con una inmensa afición.
–También hacía chistes, pero eran bastante malos.
Y ríe recordando sus primeros pasos. Esos pasos que nadie olvida porque son o un comienzo o un fin, según la persona que los dé.
Hasta el presente ha obtenido un éxito editorial 'La sombra del ciprés es alargada', pero él la considera la menos digna de sus creaciones. Sus colaboraciones fueron en el comienzo en 'El Norte de Castilla', donde aún sigue ligado y donde fue director.
–Al periodismo, como escritor, he de agradecerle muchas cosas. Entre ellas, ese contacto diario de la lucha contra reloj, que es un perfeccionamiento y una escuela para estudiar el estilo.
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–¿Cuántas novelas?
–Ocho. Y varios libros de narraciones cortas. Dos de viajes, 'Un novelista descubre América' y 'Europa, parada y fonda', que saldrá próximamente. He escrito tres libros que son difíciles de catalogar dentro de un género prefijado. 'La caza de la perdiz roja' y en la actualidad están en imprenta 'El libro de la caza menor', donde narro mis experiencias como cazador sin ánimo de teorizar ni dogmatizar, simplemente contando diversas situaciones. Y 'Castilla', que es un ensayo corto sobre un gran tema. Las fotos que aparecerán serán de Arielli, ese artista francés ya tan conocido en España.
–¿Trata problemas diferentes en más obras o sigue siempre una misma línea?
–No siempre adopto la misma postura. En 'La sombra del ciprés es alargada' presento un problema de dejar o ser dejados, manteniendo una postura contraria al maltusianismo. En 'Las ratas', la vida hondamente dramática de los hombres de Castilla, y en 'La hoja roja', el abandono del jubilado.
–¿Estilo?
–Yo lo defino como personal. Dinamismo y veracidad con una narración precisa, sin rodeos.
–¿Periodística?
–Pues sí.
–¿Cómo se halla en este momento la literatura española?
–La situación actual es altamente prometedora. El número y la calidad de escritores es excepcional. La joven literatura es traducida como nunca lo fue en el extranjero, donde se preocupan mucho por nuestros escritores, principalmente en Francia y Alemania.
Las novelas de Miguel Delibes han sido vertidas a varios idiomas, entre ellos el francés, inglés, portugués, alemán y también sus obras han sido publicado en Estados Unidos.
–Cuando más trabaja el novelista es cuando no escribe. El escritor no puede echarse el cerrojo a las siete de la tarde e irse a descansar. En cualquier momento, siempre vigilante de su misma obra. Y lo difícil no es plasmar lo que piensa, sino buscar la solución del problema que se ha creado.
–¿Cómo se porta consigo mismo?
–Con la mayor fidelidad. No me preocupa el problema de la forma, sino lo que se diga.
Los insectos y las pipetas siguen siendo objeto de nuestras miradas mientras conversamos. Miguel Delibes habla con tristeza de la tierra castellana, tan diferente a la nuestra.
–Aquí hay vida, allí los campos parecen muertos.
Pero es una tristeza ascética. Porque esos campos castellanos fueron y son la fuente de inspiración de donde bebieron nuestros mejores clásicos.
Y Miguel Delibes ama a su tierra. Por eso, muchas veces, cuando las ocupaciones que son muchas se lo permiten, se va por los senderos, rifle en mano, buscando la presa. Después vuelve a sus escritos, a su cátedra de la Historia de la Cultura, al periódico.
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