Antigua postal de felicitación por el Año Nuevo.

Cuando las doce uvas fueron trece

Gastrohistorias ·

A principios del siglo XX existió en Galicia la costumbre de tomar en Nochevieja una uva extra para asegurar la buena suerte

Ana Vega Pérez de Arlucea

Sábado, 31 de diciembre 2022, 00:49

El último día del año llega, como siempre, puntual a su cita con el calendario y precedido por multitud de contenidos ad hoc en medios de comunicación y redes sociales. Se dan consejos para distinguir adecuadamente los cuartos de las campanadas y para saber reaccionar ... ante un atragantamiento por uvas, se repasa la historia del reloj de la Puerta del Sol e impepinablemente se intenta dar respuesta (casi siempre de forma equivocada) a por qué los españoles pasamos los últimos segundos de cada año engullendo fruta al unísono.

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No hagan caso ustedes de supuestos excesos de producción ni de presiones del lobby vitícola: las uvas comenzaron a asociarse a las campanadas de Nochevieja allá por 1892, al principio únicamente en Madrid y entre la alta burguesía. La costumbre se hizo popular muy rápidamente y apenas diez años más tarde había tomado ya carta de naturaleza tanto en la Puerta del Sol como en otras muchas plazas de toda España. Lo realmente curioso es que las uvas de la suerte no siempre fueron doce. En sus comienzos se habló de tres, de siete o de tantas como el comensal fuera capaz de tragar durante el toque de reloj a medianoche, y tiempos hubo también en que en cierto lugar de nuestra geografía las uvas fueron exactamente trece, ni una más ni una menos.

Caí en la cuenta leyendo un artículo escrito por la novelista coruñesa Emilia Pardo Bazán. En uno de sus textos para la revista 'La Ilustración Artística', publicado el 16 de enero de 1905, hablaba doña Emilia sobre las supersticiones confesando que «al sonar las doce del último día del año, no fundo grandes esperanzas de ventura en las trece uvas que comemos en algún palco de algún teatro, entre bromas y felicitaciones cordiales». La condesa de Pardo Bazán recordaba a sus lectores que aquel rito supersticioso era relativamente reciente y que aparte «del siempre grato sabor de las uvas» para ella no significaba nada singular ni mágico. Que dijera trece en vez de doce uvas no fue ningún error, ya que en 1908 volvió a referirse a ellas con el mismo número y en 1912, en otro artículo escrito para el cubano 'Diario de la Marina', siguió mencionando a quienes comían «las trece uvas al dar las doce del último día del año».

Para salir de la confusión hay que repasar la vida de la escritora y descubrir que aunque residiera durante largas temporadas en Madrid, el invierno solía pasarlo en La Coruña. Y era allí justamente donde las trece uvas eran casi obligatorias. El 1 de enero de 1908 el diario coruñés 'El Noroeste' se refería por ejemplo a la «costumbre mundana de morder trece uvas mojadas en champagne al sonar las campanadas que cierran un año y abren el otro», y en 1911 el mismo periódico se refería a las «ya consabidas trece uvas regadas con champagne». Al menos desde 1913 fue típico en esta ciudad gallega tomar trece uvas en la céntrica plaza de María Pita, al son del reloj del Palacio Municipal. La tradición se extendió también a Santiago de Compostela, donde la fiesta de Fin de Año se celebraba en la Plaza de la Quintana, en cuyos aledaños se colocaban vendedores ambulantes que ofrecían a los transeúntes paquetes ya preparados con trece uvas exactas.

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Noticia del periódico coruñés 'El Noroeste' sobre las trece uvas de Nochevieja. 2 de enero de 1913.

¿Por qué trece? En aquella época el resto del país se limitaba a comer doce, una por cada toque de campana, y el singular uso gallego no tardó en despertar curiosidad... Si nos fiamos de lo publicado en enero de 1922 por el semanario 'La Unión ilustrada', las uvas de Nochevieja eran el colmo de la superstición gallega. Daba igual que el número 13 fuera de mal augurio en otras circunstancias: el 31 de diciembre se tomaba una uva por campanada y otra al final «en previsión de vivir no sólo el recién llegado año, sino también el siguiente». Ya saben, si quieren tomar precauciones extra cómanse una uva de más.

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