Borrar
Urgente Francisco Álvarez-Cascos, absuelto del delito de apropiación indebida
José María Manzanares fue el triunfador de la tarde.

Ver 142 fotos

José María Manzanares fue el triunfador de la tarde. FOTOS: DAMIÁN ARIENZA

En El Bibio siempre se ve torear

Puerta Grande para Manzanares, oreja para Juan Ortega y toreo caro de Morante en un festejo de gran contenido artístico

Domingo, 18 de agosto 2024, 02:00

La tarde prometía, y lo cierto es que no defraudó. El público se acercó a El Bibio con la idea de divertirse, pero más allá de eso, con la sana intención de ver torear. Y a fe que consiguió ambos propósitos. Porque los tres toreros dejaron su sello en la tarde, y también en la feria, y porque los toros, aunque de un modo más aleatorio, también colaboraron para el feliz desarrollo de la función.

El triunfador de la tarde y el autor de una de las mejores faenas del abono fue Manzanares. Sucedió en el segundo, un gran toro con el hierro de La Ventana de El Puerto, al que el torero alicantino ya recogió con el capote con clase superlativa.

Le dejó la tela en la cara y le hizo acometer en círculo –le enseñó a embestir– para, de paso, comprobar que el animal hacía surcos en la arena persiguiendo la tela rosa. Se vino arriba el toro en el último tercio, se creció Manzanares y el resultado fue una obra magna, edificada sobre la mano derecha, de buen hilván, descrita además con armonía y ritmo.

Hubo ligazón y hubo fluidez. Lo que no cupo en la obra fue tensión ni crispación. Y además a la hora de entrar a matar, Manzanares sacó su fiabilidad de antaño y despenó al animal de un rotundo espadazo. Pudo cortar otra oreja del quinto, un sobrero de El Puerto sustituto de un animal que por su presencia no gustó al cónclave. El sobrero no tuvo las bondades del anterior, pero transmitió dentro su mansedumbre. Manzanares hizo un esfuerzo, incluso se tiró a matar en la suerte de recibir, pero el acero no quiso entrar.

Gustó Juan Ortega, que volvía a El Bibio tras su debut en 2019. Contó el trianero con un primer animal de La Ventana que tuvo el defecto de puntear las telas y al que fue limando progresivamente tal defecto hasta conseguir una obra in crescendo, que tuvo un final verdaderamente brillante. Por eso, después de una buena estocada, se hizo con una oreja.

Quiso rematar su tarde en el sexto, toro que apuntó cosas muy buenas pero le faltó fuelle para poderlas llevar a cabo. Ortega lo bordó en un inicio de faena 'delicatessen' con unos doblones por bajo preñados de torería, pero cuando se puso a torear en redondo comprobó que el animal no seguía las telas.

Noticia relacionada

Morante no cortó nada, pero recibió innumerables muestras de cariño del público gijonés. Ya le jalearon lo poco bueno que pudo hacer en el primero, toro obediente pero de poco recorrido, y se volcó materialmente en su faena al cuarto, un castaño que se dio a la fuga nada más comenzar la faena. Lo persiguió Morante en paralelo a las tablas, buscó la querencia, y en los terrenos que el toro quiso, ahora aquí, más tarde allí, le dio fiesta el torero de La Puebla.

Hubo momentos de una gran intensidad, porque el torero le dejó la muleta en la cara, y, con esa expresión inigualable que tiene su toreo, consiguió muletazos, series incluso, de una naturalidad y una enjundia impensables en el inicio, cuando el toro se declaró en huelga. El público no cesó de alentar al torero, y el calor de la gente le motivó y estimuló hasta levantar una obra que hubiese canjeado por dos orejas de haber acertado con los aceros al primer envite. Salió Morante a recoger más allá de las rayas de picar una ovación de las de verdad, el público le invitó a dar la vuelta al ruedo, pero el genio sevillano decidió coger la tronera del burladero. Otra vez será.

Publicidad

Premios Goya

La quiniela de los premios Goya 2025

Equipo de Pantallas, Leticia Aróstegui, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández y Mikel Labastida

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio En El Bibio siempre se ve torear