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JOSÉ L. GONZÁLEZ
GIJÓN.
Jueves, 27 de septiembre 2018, 00:14
Miguel Ángel Álvarez Areces preside la Asociación de Arqueología Industrial Incuna, que hasta pasado mañana celebra en la Laboral sus XX Jornadas Internacionales de Patrimonio Industrial. Las de este año llevan por título 'Resiliencia, innovación y sostenibilidad'.
-Asturias es una de las regiones paradigmáticas junto a Cataluña y País Vasco en la recuperación de elementos y conjuntos de patrimonio histórico e industrial. Estos elementos surgen tras las reconversiones de los años 80. Varios sectores entran en recesión y, unido a la entrada en la UE, se producen cierres de factorías. Asturias comienza pronto a recuperarlos porque se liga a proyectos europeos.
-En varios casos se posibilitó que algunos elementos recuperados fueran ligados a museos. Además, hay elementos de patrimonio vivo, como la fábrica de Sidra El Gaitero y las centrales eléctricas obra de Vaquero Palacios y Vaquero Turcios. Esa abundancia de recursos ligados al patrimonio industrial posibilita intervenciones concretas para su puesta en valor. El problema es que hay muchos recursos, se actuó en su valorización y quedó un reto muy importante: la ubicación de nuevas actividades, la creación de un turismo industrial y sobre todo la planificación territorial ligada a estos elementos.
-Tenemos muchos recursos y el reto de valorarlos en la planificación de las ciudades. Hablo de la Fábrica de Armas, de Oviedo; la antigua Tabacalera, de Gijón; y antiguos terrenos ligados a Ensidesa... Queda el reto de que los paisajes industriales se integren de forma que se confirmen como una seña de identidad de la región.
-El patrimonio industrial está en permanente riesgo. Es muy vulnerable y está sujeto a coyunturas concretas. Se acaba una actividad que deja unas secuelas importantes, no solo en el terreno de los edificios sino también en el humano. Genera un vacío muy difícil de cubrir.
-Es importante realizar inventarios cualitativos, concentrar los recursos económicos en aquellos elementos de mayores valores simbólicos, históricos, prácticos. Se trata de concentrar en esos recursos los ejes de atracción de posibles actividades (industrias culturales, sectores emergentes) ligados y complementados con el turismo.
-El objetivo debe ser que se hagan cosas que sean viables. En las jornadas tenemos más de cien ponencias con ejemplos de buenas prácticas donde el aspecto fundamental es la regeneración de territorios. Primero parte de una cuestión medioambiental y luego está la recuperación de los edificios para nuevos usos. El turismo es una actividad complementaria que refuerza los flujos económicos y aporta un elemento de vitalidad y autoestima. Más de once millones de personas visitaron el año pasado conjuntos industriales en Europa. Lo que hace el turismo es dotar de visibilidad externa a las regiones y, en el caso de Asturias, eso es muy importante.
-Siempre tratamos de incorporar buenas prácticas a las jornadas. Hay experiencias europeas y de América Latina. Se explicará un caso de Polonia donde había 700.000 mineros y ahora queda solo una décima parte de ellos. Hay otros casos en Francia y Reino Unido, donde casi no queda minería. De lo que se trata es de contrastar esas experiencias y aprender de ellas.
-En todo el mundo, desde el caso de Necaxa, en México, hasta el del Ruhr, en Alemania, que es el más conocido y explica cómo una región basada en carbón y hierro ha pasado a combinar la recuperación y saneamiento paisajístico con la reubicación de industrias de todo tipo.
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