RUTH ARIAS
AVILÉS.
Miércoles, 13 de marzo 2019, 03:43
El Ministerio de Transición Ecológica ha dado luz verde al proyecto de regeneración de las antiguas marismas de Maqua, formulando un informe de impacto ambiental que solo prevé algunas medidas correctoras y estudios para poder eliminar buena parte del material de relleno que existe en la zona y generar un espacio con una laguna y una senda peatonal en el que se prevé además instalar unos puestos de observación de aves.
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La Dirección General de Biodiversidad y Calidad Ambiental considera que «no se prevé efectos adversos significativos sobre el medio ambiente, siempre y cuando se cumplan las medidas y condiciones establecidas» y resuelve que no es necesario someter el proyecto a un procedimiento de evaluación ambiental.
El propósito es el de restaurar parcialmente una parcela al lado de la depuradora en la que actualmente hay un amplio volumen de rellenos. En esta zona degradada se recuperaría parte de la antigua marisma y se crearía además un nuevo espacio para el ocio relacionado con la naturaleza, lo que supondría una importante mejora ambiental en la zona, cuyo abandono ha supuesto una «colonización masiva por una planta de carácter invasor: el plumero de la Pampa, que ha formado un tapiz vegetal contínuo que representa una de las mayores extensiones de esta especie existentes en Asturias».
La intención es eliminarlo por completo, lo mismo que otras dos especies invasoras localizadas en la zona, la 'carpobrutus acinaciformis' o flor de cuchillo, y la 'paspalum vaginatum', una hierba sudafricana perenne. Para ello el proyecto preveía utilizar métodos químicos, pero el informe de impacto ambiental plantea una combinación de herbicidas y métodos mecánicos, es decir, arrancar las plantas, habida cuenta del «alto valor ambiental del entorno próximo», donde se encuentran espacios protegidos como la charca de Zeluán y la ensenada de Llodero.
En general, la actuación no plantea ningún problema desde el punto de vista ambiental y, de hecho, salvo los efectos que puedan tener las obras en sí mismas, como el incremento del ruido por la actividad de la maquinaria y el levantamiento de polvo, se considera positiva. «La restauración ambiental proyectada consta de una revegetación y la creación de hábitats en los bordes de la nueva marisma que permitirán el desarrollo de nuevas comunidades de alto interés ecológico que supondrán una mejora inmediata para las comunidades vegetales», señala el ministerio.
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El informe obliga, eso sí, a realizar un estudio topográfico en detalle y a optimizar el uso de los vehículos, así como evitar el paso de camiones pesados por los centros urbanos próximos y a concentrar el ruido en las horas centrales del día.
Entre los cambios más destacados que se han producido durante el periodo de alegaciones está el compromiso del promotor de la obra de soterrar la línea eléctrica. Distintos organismos consideraban que el hecho de no soterrarla podía provocar choques y electrocuciones contra el tendido eléctrico y sus apoyos por parte de algunas especies animales, por lo que se ha optado por soterrarla.
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En el proyecto se plantean dos opciones similares pero de diferente calado y tamaño, y ahora el ministerio debe elegir una u otra, con el informe de impacto superado.
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