La hostelería avilesina, sin apenas previsiones de contratación para la temporada estival

Señalan que la situación está lejos de ser 'normal', que más que nunca dependen del tiempo porque el cliente ahora demanda terraza y, además, las ayudas públicas, aunque siempre agradecidas, exigen demasiada burocracia y tardan en abonarse. Es la opinión general de los hosteleros avilesinos que, aún augurando un buen verano, no ven que se den las condiciones para lanzar las campanas al vuelo.

Juan Rivero, de Casa Tataguyo, sigue sin servir cenas. Los números no le cuadran y mantiene a su plantilla con un expediente de regulación de empleo parcial. A él no le preocupa tanto que se pueda salir a la calle sin mascarilla desde el próximo día 26 de junio como que no se permita el consumo en barra. «Lo importante para nosotros es la barra. Hasta que no lleguemos a ese punto yo no veo recuperación posible en los ingresos de un negocio hostelero», barrunta.

«¿Quién puede pensar en contratar si no creo que haya un solo restaurante que no tenga aún a parte de la plantilla en un ERTE?», la pregunta la lanza Carlos Rodríguez, de Casa Alvarín.

Los ERTE a los que han tenido que acogerse la mayoría de los negocios también lastran las posibilidades de contratación a corto plazo. Rivero recuerda que las condiciones pactadas del expediente en el que aún mantiene a la plantilla le impide contratar o despedir en los seis meses siguientes a la extinción del expediente. Carlos Rodríguez también incide en esa idea y explica que por mucho que los fines de semana se vean llenas las mesas de los restaurantes, «estamos cubriendo gastos». «Cuando no entra dinero en caja, no hay condiciones que sean llamativas para contratar» y añade que él y todos «estamos tratando de aguantar y no perder dinero».

El verano pasado lograron salvar los muebles y, a priori, las previsiones para los próximos meses son halagüeñas, pero las cosas distan todavía mucho de ser como antes de la pandemia y aún afrontan tanto restricciones impuestas por la administración como cierto miedo por parte de la clientela.

La Concejalía de Formación y Empleo de Avilés, encabezada por Juan Carlos Guerrero, anunció esta semana que trabaja en un plan para fomentar la contratación en el sector hostelero, además de en un certificado de profesionalidad, pero los profesionales recelan en cierta medida y piden otro tipo de ayudas.

Para muchos de ellos, esta propuesta demuestra que la administración ignora la realidad que vive la hostelería. Aún desconociendo los términos de la futura línea de ayudas. El 75% de la plantilla de Mónica Suárez, en La Biblioteca y La Escuelina, es indefinida; el resto es temporal. «Yo creo que mejor nos ayudaban a pagar la Seguridad Social de la plantilla que tenemos ahora porque si casi no podemos mantenerla, ¿cómo vamos a plantearnos coger a más personal?», se pregunta. Cree, además, que si no se plantea bien dará lugar a «cambiar unos cromos por otros» y añade algo más que también suscribe Justo Castrillón: «Al personal hay que formarlo, no vale con coger a alguien sin más».

Precisamente por eso, en La Quinta volverán a contratar en julio y en agosto a los mismos profesionales que trabajaron el verano pasado. Serán contratos de dos meses sobre la expectativa de un buen estío. La confianza no va más allá.

En el caso de establecimientos como las Cuevas de San José, tienen una plantilla cerrada. Abren de marzo a septiembre «con la misma plantilla» y si llueve, como estos días, «estamos solos» y si no, a tope, pero sin posibilidades de contratar a nadie más. «A veces para acceder a las ayudas te piden tantos requisitos que te acaban de echar para atrás», señalan. Por no mencionar, lo mucho que tardan en abonarse. «La que solicité en marzo todavía no la he cobrado», añade Justo Castrillón, del Yumay.

El caso del Prestoso, en la Plaza de España, es un poco diferente. Por su escaso recorrido (abrieron en septiembre de 2020), la mayoría de sus contrataciones han sido temporales. Benjamín Díaz sí reconoce estar buscando personal «porque desde el confinamiento vamos un poco al 'tran-tran'».

Rafael Bonilla, propietario de Sal de Vinos y también representante de la hostelería en la Unión de Comerciantes de Avilés y Comarca (Ucayc), se posiciona también en el lado optimista. No descarta realizar alguna contratación durante el verano y cree que una línea de ayudas puede animar a ese hostelero que esté dudando si meter a alguien y «desahogar» así al resto de la plantilla. No se atreve a pronunciarse porque antes le gustaría ver las condiciones de la línea de ayudas, pero en principio lo valora positivamente. Si funciona, será una buena señal.