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La calle Galiana volvió a ser una de las más concurridas. José Simal / Diego Abejón
Comida en la Calle de Avilés

La folixa se disfruta en las calles de Avilés: «Es la mejor fiesta en toda Asturias»

La Comida en la Calle se celebró con buen tiempo y fueron más de 15.000 personas las que se dieron cita en el casco histórico

Lunes, 1 de abril 2024, 21:22

El día comenzó con buen tiempo, pero mirando al cielo con temor a una lluvia que por suerte nunca llegó. Al final brilló el sol durante toda la jornada y, aunque con mucho viento, miles de personas se dieron cita en Avilés para disfrutar de una Comida en la Calle que fue todo un éxito y que sirvió para poner el broche de oro a las celebraciones de El Bollo.

Había muchas ganas de fiesta y se notó. Desde las doce del mediodía los más madrugadores empezaron a prepararse, tortilla y empanada en mano, y ocupar su sitio en algunas de las 15.000 sillas que se colocaron por todo el casco histórico de la ciudad. Eso sí, lo cierto es que este año la mayoría de las mesas tardaron un poco más en llenarse de gente que en ediciones anteriores y no fue hasta las dos del mediodía cuando la ciudad estalló y se convirtió en una romería en mitad de la ciudad.

A partir de esa hora ya se veía a los grupos de amigos y familias hincarle el diente a las tortillas, las empanadas y los bollos preñados tan típicos en esta fiesta. Tampoco faltó la sidra, que se escanció a litros por toda la ciudad y no faltó en ninguna mesa. «Esta es la mejor fiesta que existe en toda Asturias, que nadie diga lo contrario porque es mentira. Los de fuera tienen que conocerla y venir el año que viene, a ver si hacemos de la Comida en la Calle una fiesta internacional», comentaban Lucas Martínez, Ana García y Gorka Ramos, tres avilesinos que comieron en la calle Galiana.

Esta fue sin duda la zona en la que más gente hubo durante todo el día, sobre todo público joven, más que familias. «Aquí la música no para en todo momento y está genial porque tenemos los bares al lado», comentaban algunos grupos de amigos.

También hubo un gran ambiente en el parque del Carbayedo, que aunque este año contó con menos mesas que en ediciones anteriores se llenó de gente que disfrutó de la comida de pie o en los bancos del propio parque.

Ahora bien, más que una celebración gastronómica, la Comida en la Calle de Avilés es un momento festivo y un lugar para el encuentro. Por eso muchas familias también aprovecharon el buen día que hizo este lunes para pasar la jornada juntas. Lugares como la plaza de España, las calles de la Ferrería o las plazas de Carlos Lobo y Camposagrado fueron los rincones más familiares.

«Aquí estamos un poco más apartados del mogollón, pero sigue habiendo buen ambiente y con este día de sol casi da igual donde te pongas», reconocían Adela Martínez y su familia, en Carlos Lobo, que este lunes vivieron la primera comida en la calle con los más pequeños de la casa, Lucas y Martín, dos gemelos que con apenas dos meses ya saben lo que es la fiesta de El Bollo de Avilés.

También es una celebración en la que se dejan ver muchas asociaciones y entidades vecinales o culturales de la ciudad. Es el caso de la asociación Pedro Menéndez, cuyos miembros se juntaron en torno a una torre de frixuelos asturianos en la calle Jovellanos. «Este es un día grande, uno de los mejores que tenemos en Avilés y esperamos poder celebrarlo juntos muchos años», asentía el portavoz de la entidad vecinal de la zona centro, Pablo Castañón.

La plaza de los Hermanos Orbón, por otro lado, siempre suele ser un espacio privilegiado para quienes prefieren comer más tranquilos y alejados del jaleo. «Aquí dentro estás en la gloria, parece que es un mundo aparte y nosotros nos alegramos mucho de poder conseguir una mesa dentro de la plaza porque es donde más nos gusta», celebraban un grupo de amigos de Castrillón que acudieron a la Comida en la Calle ataviados con trajes tradicionales asturianos y no dudaron en comerse una buena fabada a plena luz del sol.

Una buena organización

Cabe destacar la buena acogida que tuvieron este año los urinarios portátiles que el Ayuntamiento de Avilés decidió instalar en diferentes zonas, una iniciativa que supone una novedad respecto a ediciones anteriores. «Es una idea muy buena porque otros años teníamos que estar entrando en los bares y no es plan», comentaban Marián y Ana, dos amigas que hacían cola en unos urinarios que se colocaron en zonas estratégicas de la ciudad como el Carbayedo, el parque de El Muelle, Sabugo o la calle Palacio Valdés.

Pese a que hubo un buen ambiente en toda la ciudad, desde el Ayuntamiento confirmaron que hubo en torno a doscientas plazas que se quedaron vacías por cancelaciones de última hora de algunos grupos. De hecho, se instaló un punto de información en El Parche para poder apuntarse en esas mesas libras.

Donde también hubo un gran ambiente durante toda la jornada fue en el parque de Ferrera, aunque algunas personas se quejaron puntualmente de los controles de seguridad que se instalaron en los accesos. «Entendemos que se controle lo que entra en el parque, pero tardan un montón en dejarnos pasar y se están formando colas en mitad de la calle», comentaban un grupo de amigos en el acceso por la calle de Galiana.

Pese a todo, en definitiva fue una Comida en la Calle que se celebró por todo la alto y que recuperó el nivel de los mejores años. Ya hace más de treinta años que Avilés se coloca en un lugar privilegiado del programa festivo asturiano con esta celebración y sin duda seguirá siendo una fiesta que crezca y que atraiga a más personas a la villa en el colofón de unas fiestas tan especiales como son las de El Bollo.

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