José Iván García Buelna rodeado, de izquierda a derecha, por sus hijas Marta, Raquel y Rita García Bolaños. LVA

Una familia fiel a sus raíces asturianas

José Iván García Buelna vivía en Artenara, de donde era su mujer, fallecida tras una larga enfermedad. Allí nacieron sus hijas, que nunca perdieron su vinculación con Asturias

CRISTINA DEL RÍO / BORJA PINO

Viernes, 11 de diciembre 2020, 02:30

Reza cierto dicho popular que cuanto más lejos se está del hogar, más fácil resulta sentirse parte de él. Una afirmación que, en el caso tanto de José Iván García Buelna como de sus hijas, Marta y Rita, resultaba totalmente cierta. Y es que, ... pese a emigrar muy joven al archipiélago canario, y a haber engendrado allí a sus tres hijas, ninguno de ellos perdió jamás el fuerte vínculo que les unía a Asturias

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Fue en Blimea, en pleno corazón de la cuenca minera, donde José Iván nació hace 63 años, como sus otros ocho hermanos, cinco hombres y tres mujeres. En una localidad sacudida por la tragedia, y que la familia frecuentaba con asiduidad, quienes le conocían recordaban ayer sus peripecias infantiles, jugando a indios y vaqueros o realizando pequeñas bromas a las vecinas del lugar. Intercambiar las macetas de las ventanas de unas y otras era una de sus preferidas.

Como tantos jóvenes de su generación, al cumplir los 18 años José Iván fue llamado a filas para realizar el servicio militar, y destinado a Canarias. Allí conoció a la que sería su mujer, Lucía Bolaños, con quien contrajo matrimonio en la ermita de la virgen de La Cuevita, en Artenara. La pareja estableció su residencia en dicha localidad, donde él se desempeñaba como mecánico de automóviles. La muerte sorprendió prematuramente a Lucía hace varios años, colofón de una larga enfermedad, pero no sin antes haber dado a luz a sus tres hijas: Marta, Rita y Raquel, de las que las dos primeras residían en las islas, y la tercera, en Avilés.

Formada como trabajadora social en la Universidad de Las Palmas, Marta había estudiado Animación Sociocultural en el IES Roces de Gijón, llegando a trabajar como animadora de tiempo libre en El Llar de Corvera en 2008, antes de regresar a la isla para cursar los estudios universitarios. Una pasión que compaginaba con su interés por la política, que la había llevado a presentarse en las últimas elecciones municipales como número dos de la lista de Ciudadanos a la alcaldía de Artenara.

Más técnica había sido la elección profesional de Rita, quien se desempañaba como ingeniera informática para la empresa Ovo, en Londres, donde residía con su pareja, y cuarta víctima del accidente, Richard Addicott, piloto de la aerolínea de bajo coste Norwegian. Mujer de mundo, Rita había cursado un año de Erasmus en la Universidad de Niza, en Francia, y se había trasladado a Reino Unido tras solo dos años trabajando en la isla. En los últimos tiempos, acudía a cursos para aprender a pilotar avionetas, animada por Richard. Ambos se encontraban en Artenara visitando a sus familiares de ella.

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La suerte, la pandemia y sus compromisos profesionales quisieron que Raquel, última de las tres hermanas, estuviese en Asturias en el momento de la tragedia. El suyo es un nombre conocido en el ámbito del deporte avilesino. Tras una breve aventura laboral en Gran Canaria, se trasladó a Avilés, donde desde hace años regenta la tienda deportiva Bikila, ubicada en la calle José Cueto, amén de ser habitual su presencia en diversas pruebas atléticas, dando apoyo a los participantes.

Madre de tres hijos junto a su marido, Daniel García Figaredo, trabajador de Saint-Gobain, en la actualidad residen en Corvera, desde donde la pareja se trasladó a la isla a primera hora de ayer. Devastados por la pérdida, se enfrentan ahora al duro proceso de la superación de lo ocurrido.

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