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SHEYLA GONZÁLEZ
AVILÉS.
Lunes, 5 de febrero 2018, 01:48
El acceso peatonal al Centro Niemeyer tiene una historia centenaria detrás. En sus inicios fue la Plaza del Pescado de Avilés, de ahí que popularmente se le siga conociendo como 'antigua pescadería'. El edificio se inauguró en 1918 tras meses de obras impulsadas por el Ayuntamiento de Avilés. La plaza se ubicó al final de la actual calle Ruiz Gómez, en un parque conocido como 'La alameda vieja'.
La inversión, que supuso un cambio en el comercio de la ciudad, ascendió a 72.919 pesetas. El encargado de diseñar el edificio, que aún hoy conserva parte de su estética originaria, fue el arquitecto municipal de entonces, Antonio Alonso Jorge. Este basó todo el proyecto en unas líneas de rigor geométrico acompañadas de una austeridad ornamental. El arquitecto dejó huella durante esos años en numerosos lugares de la ciudad, no en vano, es el autor de edificios como las naves de Balsera, el grupo escolar de Sabugo o dos edificios de la calle San Francisco, entre otros. En cambio, la urbanización previa necesaria para levantar la Plaza del Pescado fue obra de Adolfo de Soignie, en 1866.
La nueva nave, destinada principalmente a la venta de pescado, sirvió para dar cobijo a los pescaderos que hasta entonces vendían su género en unos bajos de Ruiz Gómez. Además, se trasladaron allí varios de los vendedores que tenían sus puestos en la plaza de abastos. Así, los vecinos podían encontrar allí pescado y también algunos puestos de carne. Esto hizo que la plaza de abastos se descongestionase y los comerciantes contaran con más espacio.
El siguiente paso en su historia fue urbanizar el entorno creando una plazoleta con zonas verdes, en las que se instalaron, ya sobre los años 60, pequeños puestos ambulantes en los que vendían, entre otros, churros. La plaza se conoció como San Sebastián, hoy de nuevo ha cambiado su nombre por Santiago López aunque entre los vecinos de la ciudad sigue manteniéndose el apodo de 'antigua pescadería'.
El edificio se mantuvo abierto y con actividad hasta los años ochenta. En esa década dejó de tener uso y permaneció cerrado hasta que con la construcción del Centro Niemeyer se decidió darle nueva utilidad. En 2010 se acometían reformas para que la pasarela de acero que une ambos lados de la ría pasara por el edificio. Hoy es el centro de recepción de visitantes del centro cultural avilesino, ha perdido su color azul inicial para dar paso al blanco característico del Niemeyer, aunque su estructura primaria aun está presente.
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