La tribu de 'El Cafetón' de Avilés despide a Carlos y Mari en la calle del Sol con música y palabra

Con música y palabra. Con libertad y sin guion. Con ruido y algarabía. En definitiva, como a Carlos 'Káncamo' y a Mari, los de El Cafetón, les habría gustado. Y en esa mezcolanza, en la que el micrófono pasó de mano en mano y la música envolvió un homenaje de despedida organizado por los amigos de la pareja en la calle del Sol, frente al primer emplazamiento de El Cafetón, se alternaron las lágrimas, las risas y los abrazos conforme los recuerdos y las anécdotas iban aflorando.

El historiador Pablo Martínez Corral y el periodista Illán García, grandes amigos de la pareja, fueron quienes abrieron un acto en el que invitaron a participar a todo aquel que quisiera. En torno a la fuente enramada de la plaza empedrada, sobre la que colocaron una botella de whisky y un paquete de tabaco en alusión a los gustos de Carlos y de Mari, se sucedieron peticiones como la de Illán García, que puso a toda la plaza a hacer ruido en una 'xuntanza' de alegría, gritos, ruido, música y baile tal como habría solicitado Carlos. Él, en concreto, habría dicho que «cada bichín humano faiga lo que-y pete». La mayoría aplaudió y algunos silbaron, pero fue suficiente para romper el hielo y que el primero de los asistentes leyera unos poemas y la segunda extrajera los párrafos en los que Carlos García Rubio explicaba el porqué de su novela 'El Cobertizo'.

Dos mujeres de la asociación La Trébede recordaron a Maribel, una «guerrera». «Se ha dicho que Maribel era el alma, el apoyo y el pilar, pero no era una piedra, sino una mujer trabajadora y muy luchadora», exclamaron antes de sacar una sonrisa a los asistentes con anécdotas como el grupo de batukada, el olor a queso que detestaba o cuando Rodrigo Cuevas les pidió que dejaran de hacer ruido durante su actuación algunos años atrás en la plaza de Carlos Lobo. «Era una luchadora porque quería ver a toda su tribu feliz», remataron entre aplausos.

Por la mañana, en el funeral en la iglesia de Santo Tomás de Cantorbery, el párroco Reinerio Fernández 'Neyo', había señalado que «no es el tiempo de las preguntas ni de los interrogantes».

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