Secciones
Servicios
Destacamos
RUTH ARIAS
AVILÉS.
Domingo, 19 de enero 2020, 01:52
Con apenas una decena de parcelas libres en el PEPA y escasas posibilidades de desarrollar otros suelos industriales en otra zona de la ciudad, el plan para convertir los terrenos de baterías de cok y la denominada Isla de la Innovación es clave en el ... desarrollo económico de la ciudad. En total, si todo sale según lo previsto y los plazos no se alargan demasiado, en un plazo de cuatro años habría alrededor de nuevos 660.000 metros cuadrados de suelo industrial para la instalación de nuevas empresas en el entorno del actual parque empresarial.
Para esa fecha podría estar ya finalizada la urbanización de los terrenos de baterías de cok, de acuerdo a las previsiones de Sepides, aunque antes de eso la inmobiliaria pública prevé que ya puedan comercializarse unas pocas parcelas en un espacio enmarcado en el actual PEPA que actualmente ocupa la central de aguas de baterías, situada entre las instalaciones de Asturblas y Jofemesa.
Superficie: El ámbito de actuación se acerca a los 360.000 metros cuadrados, de los que 230.000 serán para empresas, 80.000 metros cuadrados de viales y 40.000 de zona verdes y equipamientos.
Plazos: El proyecto de urbanización estaría listo el año que viene y se espera poder comenzar a ejecutar las obras a partir del segundo trimestre de 2022 para que la operación esté enteramente finalizada a finales del año 2023, de acuerdo al calendario fijado por la inmobiliaria estatal.
Objetivos: El nuevo parque empresarial, concebido como una segunda fase del PEPA, se prevé reservar para la gran industria.
Superficie: Son casi 180.000 metros cuadrados de terreno que se desarrollarán por fases. La primera fase abarcará unos 30.000, colindantes a la avenida de acceso al Centro Niemeyer.
Plazos: Su tramitación comenzará previsiblemente en la segunda mitad de este año y los planes pasan porque pueda estar listo a final de mandato.
Objetivos: Albergar empresas de corte tecnológico, ya que está concebida como una extensión del parque científico.
Superficie: 85.595 metros cuadrados al noreste del PEPA, en terrenos anexos a Galvanizados Avilés por un lado, y a los depósitos de Fertiberia por otro.
Plazos: Su tramitación ya se ha iniciado y se prevé ejecutarlo entre este año y el próximo.
Objetivos: Habilitar cinco nuevas parcelas, construir un edificio de oficinas y aumentar la dotación de aparcamiento del polígono.
Superficie: 36.000 metros cuadrados en la zona del centro tecnológico de ArcelorMittal, al otro lado de la carretera a Luanco.
Plazos: Sin definir.
Objetivos: Crear un nuevo espacio para empresas.
Paralelamente, Sepides presentó hace ya dos años un primer plan para construir un edificio de oficinas y plazas de aparcamiento en una parcela al norte del polígono, denominada AD-6, algo más de 85.000 metros cuadrados cuya tramitación administrativa prosigue y donde se prevé habilitar otras cinco nuevas parcelas. Con todo, además del polígono de baterías, la otra gran actuación en la zona será la primera fase de la Isla de la Innovación, cuyo plan presentó el gobierno local poco antes de las elecciones municipales y que se espera comenzar a tramitar una vez que se confirme que esos terrenos no quedarán afectados por el plan de vías o los nuevos accesos al puerto.
La intención es urbanizar los terrenos colindantes a la carretera de acceso al Niemeyer, 30.000 metros cuadrados que servirán para ampliar el parque científico-tecnológico y donde está prevista la construcción de hasta 70.000 metros cuadrados para actividades tecnológicas, en línea con la idea del gobierno local de aprovechar el impulso de los centros de investigación y desarrollo de Arcelor y la Fundación Idonial y facilitar la instalación de start-ups o empresas que puedan requerir de sus servicios en sus inmediaciones.
De esta forma, aunque los polígonos estarían prácticamente uno anexo al otro, el objetivo es conseguir dos áreas diferenciadas, en la que la industria se situaría en los terrenos de baterías, mientras que las empresas de carácter más innovador y tecnológico tendrían reservado el suelo de la Isla de la Innovación, donde se proyecta un conjunto de naves modernas y con una estética que les permita integrarse también con el Centro Niemeyer.
En esta línea va igualmente el complejo que ya ha iniciado Química de Nalón, que hacer alrededor de medio año que firmó un acuerdo de arrendamiento con Sepides para utilizar la planta de tratamiento de aguas de baterías, de la que se venía sirviendo para la depuración de sus aguas amoniacales. Ahí tendrán su base tres empresas: Deganta Aguas, NalonTech y Nanovex, esta última un spin-off de la Universidad de Oviedo que diseña aplicaciones para fármacos de precisión y que se está adentrando también en los campos cosmético y de alimentación. Mientras, el centro de I+D de la compañía, NalonTech se enfoca hacia la nanotecnología, la biotecnología y los materiales carbonosos. La quimiquera plantea la modernización de la planta de tratamiento de aguas, que pasará a estar cubierta, y la construcción de un nuevo edificio también de líneas modernas y acordes con la imagen que se quiere dar del nuevo polígono.
La margen derecha del río Alvares se convertirá, pues, en una macroárea empresarial que sumaría unos 660.000 metros cuadrados y que uniría el PEPA con el Centro Niemeyer y el centro tecnológico de ArcelorMittal en la avenida de Gijón, que se serviría de los nuevos accesos al parque empresarial abiertos el pasado verano y tendría además una salida muy fácil al puerto de Avilés.
El propio puerto ya ha manifestado su interés por adquirir algunos terrenos en la zona de baterías para luego otorgárselos en régimen de concesión a las empresas que operan en sus instalaciones y que necesiten espacio para llevar a cabo procesos de acabado y transformación de sus productos relacionados con los tráficos portuarios, y se convierte en otro de los clientes seguros del nuevo parque empresarial, con los empresarios pendientes, no solo de la configuración de los terrenos, sino también del precio, sobre todo teniendo en cuenta los antecedentes del PEPA, donde siempre se criticaron los elevados precios de las parcelas.
El propio presidente de Sepides, Antonio Cervera, aseguró el pasado miércoles, durante la presentación del plan director del PEPA2 en Avilés, que los precios serían «muy competitivos».
Con el coste previsto para la operación de desmantelamiento, descontaminación y urbanización del nuevo polígono, y teniendo además en cuenta que la previsión es destinar a naves unos 230.000 metros cuadrados de terreno, excluyendo viales y zonas verdes, el coste por metro cuadrado sería del orden de 175 euros por metro cuadrado, una cifra superior a la que la propia Sepides está pidiendo ahora por la mayoría de las parcelas que le quedan sin vender en el actual PEPA.
No todo el coste de la operación tendría por qué trasladarse a las parcelas, pero de ahí que la empresa no parezca dispuesta a asumir otros gastos como la recuperación de un gasómetro o de otras instalaciones de las baterías que tanto arquitectos como historiadores del arte abogan por mantener para darles un nuevo uso, tales como los almacenes generales. Salvo sorpresa, todo apunta a que el nuevo parque empresarial será completamente nuevo y tratará de ajustarse a las necesidades de una nueva industria para Avilés, sin las cortapisas que pudiera suponer para el diseño de la urbanización la necesidad de amoldarse a algunos elementos ya existentes.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.