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El historiador Juan Díaz Álvarez.
«Es imprescindible recuperar nuestro pasado»

«Es imprescindible recuperar nuestro pasado»

Investigador del Instituto Universitario Feijoo de Estudios del Siglo XVIII

Borja Pino

Sábado, 18 de octubre 2014, 00:28

El proceso de conquista y colonización de América suele asociarse, en el imaginario popular, a los líderes que lo hicieron posible, como Francisco Pizarro, Hernán Cortés o el avilesino Pedro Menéndez. Sin embargo, junto a ellos existió una ingente legión de personas anónimas de todas las condiciones que, entre los siglos XVI y XVIII, emigraron al Nuevo Mundo en busca de un futuro mejor. Es a ellos a los que Juan Díaz Álvarez (Pola de Siero, 1977), historiador e investigador del Instituto Universitario Feijoo de Estudios del Siglo XVIII, dedicará el próximo lunes, a las 20.15 horas, en el Centro de Servicios Universitarios, la charla 'Asturianos a Indias durante la Edad Moderna', tercera del ciclo de conferencias 'Huella asturiana en América', que organiza el Aula de Cultura de LA VOZ DE AVILÉS, coordinada por Armando Arias, y patrocinada por Cafés Toscaf.

¿Es fácil distinguir algún perfil concreto de emigrante a Indias cuando se piensa en Avilés?

La experiencia que tengo, basándome en lo que he leído y en lo que se ha investigado, es que el prototipo básico que se dio en las zonas costeras de Asturias fue el del militar que partía a América sirviendo al rey para conquistar nuevas tierras, o para pacificar y custodiar el terreno ya obtenido de enemigos internos y externos.

Pero no fueron los únicos.

No, y en la charla no quiero centrarme en los conquistadores, sino en el conjunto de asturianos; gente que fue con cargos oficiales o eclesiásticos, o que emigró, simplemente, para vivir la experiencia indiana. Criados que acompañaban a sus amos, repobladores de zonas asoladas, hombres de negocios, clérigos...

¿Qué es lo que atraía de América a personas tan dispares?

De los motivos, dos de los más importantes eran el enriquecimiento y la repatriación de los dineros, ya fuese en la persona del propio emigrante que retorna a España, ya fuese por medio de herencias que obtenían sus descendientes, que se habían quedado en la patria. Y ese dinero solía invertirse en otra de las grandes aspiraciones de la época: vivir de una manera noble, demostrar el éxito conseguido. Eso, los pocos que lo obtuvieron, claro. Y eso es lo que propició que hoy dispongamos de buena parte de las huellas de aquel proceso que tenemos.

¿Cómo es eso?

Pensemos, por ejemplo, en el indiano que deseaba ennoblecerse. Debía hacerlo en dos direcciones: por un lado, en su nuevo hogar, América, a ojos de sus nuevos vecinos, y, por otro, en la tierra que le vio nacer. Por eso los colonos de bien se decantaban por construir grandes casas, por financiar obras artísticas o por hacer fundaciones religiosas, erigiendo capillas en las que se les recordase y que abonasen una pequeña renta por la salvación de su alma. Ahí tenemos, por ejemplo, algo tan simple como la advocación mariana mexicana básica, Nuestra Señora de Guadalupe, a la que se consagró una pequeña capilla en Gijón a principios del XVII.

¿Llegó en algún momento a ser Avilés, o Asturias, punta de lanza de ese proceso de conquista?

En mi opinión, si se compara con el sur de España, la historia ha tratado bastante mal a Avilés y a nuestra región, y queda por hacer un estudio más global y completo de esa proyección avilesina en América, sobre todo en la Florida. Pero el americanismo no destaca en el Principado desde un punto de vista historiográfico, y esa falta de estudios ha hecho que caiga una sombra sobre la participación de Asturias en el proceso de emigración a América.

Tal vez la Universidad de Oviedo rellene esa laguna de algún modo.

Ahora mismo no percibo esa conciencia de rescate de la historia de ese periodo, lo que no quita que haya un buen número de campos dignos de un estudio pormenorizado y muy interesante. Por ejemplo, el tópico de que había un gran número de personas que emigraban en busca de fortuna, y que eso implicaba la despoblación de la región, la pérdida de mano de obra y la pobreza. Es una cuestión que no está muy estudiada, pero a la vista de lo que se ha escrito dudo que el proceso emigrante influyese realmente en un desarrollo mayor o menor de Asturias.

¿Aboga usted, pues, por recuperar ese pasado?

Desde luego. El hecho de que nuestra participación en la colonización fuese menor en comparación con otras regiones no implica que no reivindiquemos a esos personajes, que con mayor o menor fortuna colaboraron en ese proceso. En ese sentido, defiendo la tesis que postuló Helena Carretero en la charla del pasado martes; ella decía que la recuperación de esa historia local y regional es imprescindible, que hay que revalorizarla, darle la importancia que se merece. Porque no hay que olvidar que al final no dejamos de ser un engranaje más en el contexto de la Carrera de Indias.

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