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El 29 de noviembre de 2023 Asturias dio un paso de gigante. Tras años de espera (y desespera) se abrió la variante de Pajares, ... por la que volaron los trenes a alta velocidad. Unos trenes cargados de turistas con una vocación urbana. Mucho. Tanto, que la joya de la corona de los alojamientos turísticos asturianos –los hoteles, las casas y los apartamentos rurales– siguieron, un año más, sin recuperar las cifras de prepandemia. Una crisis que solo afecta a la oferta rural.
Porque durante 2024 Asturias ha seguido estando de moda. El tirón turístico cosechado durante años de políticas basadas en la promoción de la región como Paraíso Natural se vio multiplicado tras la llegada de la covid. La pandemia que todo lo paró convirtió al Principado en un destino seguro, hasta ser el favorito del país en aquel verano de 2020 en el que la movilidad mundial estuvo cercenada.
Superada la emergencia sanitaria, ahora es el cambio climático el que vuelve a poner de moda a una Asturias en la que ni llueve tanto como dicen ni, tampoco, hay un calor mesetario que convierta las noches en infiernos insomnes. Y así lo indican las cifras.
Con las últimas oficiales, cuando se cierra este anuario –las publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE)–, entre enero y octubre la región recibió a 2.574.071 turistas, que realizaron 6.193.690 estancias. Ambas cifras suponen crecimientos del 3% y el 1%, respectivamente. Y nuevos récord que lleva acumulando el turismo asturiano desde que, en 2015, rompió su techo y recibió al turista 1,5 millones.
Hoteles, apartamentos turísticos (no confundir con viviendas de uso turístico, que son explotadas por particulares) y campings han ido rompiendo hito tras hito. Una senda al alza que, sin embargo, deja fuera una fórmula de alojamiento de la que el Principado fue pionera: el turismo rural.
Así, los hoteles crecieron un 3% en clientes, hasta llegar a 1.800.318, mientras que ganaron un 1% en estancias vendidas, con 3.662.599 en solo diez meses. Unas cifras que no habían alcanzado hasta el momento en el mismo periodo. Por su parte, los apartamentos turísticos tuvieron en diez meses 94.637 usuarios, un 5% más que en el mismo periodo, pero de 2023. Respecto a las pernoctaciones, el incremento fue aún mayor: un 15%.
Mientras los campings clonan las cifras del año anterior, que ya fue de récord, los alojamientos rurales siguen sin levantar cabeza. La joya de la corona –que hoy conforman 1.922 alojamientos (entre hoteles rurales, casas de aldea y apartamentos rurales) que ofrecen 19.177 plazas– no se recupera de la pandemia. Sí lo hizo en algún mes aislado y sólo en alguno de los aspectos analizados el número de clientes, pero nunca en el que marca la rentabilidad de un negocio: las pernoctaciones.
En los primeros diez meses del año, únicamente han logrado empatar en lo que se refiere al número de clientes: 275.572 personas, pero las 847.970 estancias vendidas suponen un descenso del 5%. El Principado realizó un estudio para conocer las causas y advirtió una «pérdida de identidad» en el producto turismo rural. La llegada de las viviendas de uso turístico (VUTs ) también a la zona rural generaron un volcado de clientes. A ver qué pasa en 2025.
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