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MÓNICA RIVERO
Lunes, 19 de julio 2021, 16:28
«Nos acabamos de quedar tiesos, no nos creemos que nos falte». Andrés Llavona, hermano mayor de la Hermandad de Estudiantes de Oviedo, resumía ayer la sensación con la que todavía viven la pérdida de Iván Martínez-Llosa, de 57 años, todos aquellos que ... lo conocían. Respetuoso, educado, bromista y generoso, Martínez-Llosa falleció el pasado jueves en un trágico accidente al volcar su camión en el Puerto de Pajares (N-630) . Ayer, familia, amigos, vecinos y políticos cercanos a su hermano, Eduardo, ex alcalde de Siero, se congregaron en la iglesia de San Juan del Coto para despedir a Martínez-Llosa.
La misa estuvo oficiada por el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, quien también mantenía una cercana relación con el camionero y cofrade. «Iván llevaba un tiempo con nosotros en la Hermandad de Estudiantes, de costalero y últimamente tenía una implicación directísima con todas las actividades que organizábamos», mencionó Llavona sobre el trail del Monsacro, una de las ilusiones de Martínez-Llosa.
De sus periplos por la montaña y el pueblo se acordaba también Isaac Blanco al pie del templo. Nacido en el mismo año que Martínez-Llosa con una escasa diferencia de cuatro meses, Blanco reía hablando de las anécdotas «que no se pueden contar» y lo mucho que le gustaba a su vecino «tocar las narices, pinchar un poco». «Era muy bromista, sabía por dónde cogerte... Esto es muy duro... Teníamos proyectado ir este año al camino de Santiago, pero se jodió todo», se rompió Blanco.
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A. FUENTE / M. RIVERO
A. FUENTE / R. SUÁREZ
«Era una persona impresionante, un buen amigo, un buen hermano. Una persona respetuosa, educada. Lo vamos a echar mucho de menos. Era muy buen católico», afirmaba Llavona. «Es un palo durísimo, estamos afectados, como no podía ser de otra manera», confesó el diputado forista, compañero de partido de Eduardo y conocido de Iván.
A pesar del inmenso cariño de las decenas de asistentes a al rito la familia de Martínez-Llosa se mostró inconsolable desde un primer momento. No entraron todos en la íntima iglesia de El Cuto, desde la que resonaban notas de dolor de aquellos que intentaron alzar su voz y cantar a pesar de la tristeza.
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