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Pedro Sánchez puso el broche final a la histórica jornada de puesta de largo de la variante de Pajares refiriéndose a esta infraestructura como un «monumental desafío de ingeniería» y destacando, durante el acto institucional que tuvo lugar en la Plaza de los Ferroviarios de ... Oviedo minutos después de que el tren inaugural llegara a la capital, que su puesta en servicio abre un mundo de posibilidades a Asturias. Una tierra, apuntó el presidente del Gobierno, que no sólo está ahora «más cerca del resto de España, sino que el resto de España se acerca ahora a esta comunidad bendecida por una belleza y una geografía única».
No pasó por alto que precisamente esta geografía, «fuente de vuestra riqueza», hubiera convertido la obra en todo un desafío, pero subrayó que la doble vía electrificada que ayer se ponía por fin en servicio será ahora para el Principado «algo más que un camino de hierro, será también un camino de soluciones para revertir el injusto aislamiento ferroviario» en el que estaba sumida esta región.
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«Con la puesta en servicio de esta línea, Asturias y León se abren a nuevas inversiones y por lo tanto a nuevas oportunidades», destacó el también líder socialista, quien utilizó buena parte de su intervención para reivindicar que la ingente inversión realizada en esta macroobra (cerca de 4.000 millones) durante las últimas décadas demuestra una apuesta clara por la vertebración de España y por ofrecer «esperanza y horizonte» a una tierra «tantas veces postergadas e ignorada por quienes aún hoy creen ser el centro del universo».
Ante una amplia comitiva de autoridades encabezada por el Rey Felipe VI, quien también participó en el viaje inaugural entre Madrid y Oviedo, Sánchez quiso citar al ilustrado gijonés Gaspar Melchor de Jovellanos que, recordó, hace ya más de dos siglos escribía que a Asturias lo único que le hacía falta para su progreso eran luces y comunicaciones. «Las luces de la educación y la ciencia para el pueblo y las comunicaciones para superar esas barreras geográficas», anotó. Jovellanos, añadió Sánchez, tenía una «fe ilimitada en el progreso» y «quizá no llegó a imaginarse que un tren eléctrico conectaría Asturias con Madrid a 275 kilómetros por horas a través de montañas y puentes; o tal vez sí, vaya usted a saber», bromeó, «pero sin duda se atrevió a soñarlo antes que nadie».
Agradeció el presidente del Gobierno la labor realizada por las empresas de ingeniería y por los miles de trabajadores que participaron durante las últimas décadas en la ejecución de una de las infraestructuras de «mayor complejidad técnica» de Europa. «Todo un reto, pero cuanto mayor es el reto, mayor es el aprendizaje», dijo, confiando en que todas estas empresas que contribuyeron de una u otra manera en hacer esta obra posible puedan un día «reivindicar con orgullo» que trabajaron en la construcción de esta variante cuya construcción, señaló, aporta «aún más excelencia y reconocimiento a las empresas españolas del sector, ya altamente reconocidas a nivel internacional».
Quiso, en este sentido, subrayar el máximo dirigente nacional el alto posicionamiento en materia de alta velocidad que tiene actualmente España frente a otras épocas en las que «quedó rezagada en una modernidad cuyo mayor símbolo había sido precisamente el ferrocarril». Así, recordó que por cada kilómetro de ferrocarril que tenía España en Bélgica tenían 30; en Francia, 100, y en Alemania, hasta 200. «Pero hoy España ya no está en el vagón de cola, sino a la vanguardia», quiso enfatizar, para destacar a continuación los más de 4.000 kilómetros de alta velocidad que existen en el país y la inversión realizada en los últimos años de 65.000 millones de euros para conectar esta red con 30 capitales de provincia. Pero también el compromiso de su Gobierno para invertir ahora otros 9.000 millones más en continuar desplegando líneas en otros territorios y en seguir avanzando en los corredores del Atlántico y del Mediterráneo, a los que se refirió como «apuestas estratégicas que van a contribuir en una mayor competitividad».
La variante en sí misma, sostiene, es una «oportunidad para modernizar la economía y nuestro tejido productivo» e instó a hacerlo con «audacia» y «aprovechando las oportunidades» que supone la transición ecológica que afronta el país. «Una transición que tiene que ser justa con los territorios y con las personas que habitan en ellos y que impulse una reindustrialización en clave verde y digital», aprovechando el despliegue de energías renovables como el hidrógeno verde. «Esta vez, a diferencia de lo que ocurrió en el pasado, Asturias no va perder el tren de la modernidad», prometió.
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