Viseras antialudes en construcción en la carretera de Sotres. XUAN CUETO

«No queremos que en Sotres tenga que pasar como en San Isidro para que nos hagan caso»

Los vecinos denuncian el estado de las quitanieves y lamentan el retraso en la obra de las viseras. «El peligro al subir es máximo», advierten

G. POMARADA / L. RAMOS

SOTRES (CABRALES).

Viernes, 8 de enero 2021, 01:15

En la localidad cabraliega de Sotres los últimos han sido días muy duros, tanto por una acumulación de nieve que les mantuvo incomunicados durante tres jornadas como por la tragedia acontecida en la noche de Reyes, cuando el vecino Miguel López, de 66 años, falleció por inhalación de monóxido de carbono tras desatarse un incendio en su vivienda. ... En el pueblo, enclavado en el Parque Nacional de los Picos de Europa, son conscientes de que disponer de una carretera limpia y abierta en esos momentos no hubiera alterado el fatal desenlace, pero no por ello se disipan los temores de qué podría suceder ante futuras emergencias. «De noche no puede venir el helicóptero. Estamos hablando de vidas humanas», señala Jessica López.

Publicidad

Esta quesera y pastora recuerda que la queja no se debe a «tener que trabajar con la nieve», sino al hecho de que los vecinos pasen «miedo». «Cada vez que sales a la carretera te la juegas. Ya otro invierno estuvimos atrapados entre dos aludes hasta que pudieron abrir con esa chatarra» indica, en alusión a la maquinaria encargada de despejar la AS-264. «No pueden estar las quitanieves como las tienen. Ya vi a obreros venir aquí a buscar tornillos porque se paran cada dos por tres. ¿Qué pasa si están en mitad de un nevero?», abunda. Por ello, insiste, en Sotres «no queremos que tenga que pasar algo como lo de San Isidro para que nos hagan caso». Juanjo Álvarez coincide en que «la maquinaria es muy antigua y está más tiempo estropeada que funcionando y, aún así, los operarios hacen más de lo que pueden con ella». También Ana Moradiellos agradece la labor de estos trabajadores, quienes «hacen todo lo humanamente posible, más allá de lo que exige el deber y el sueldo». Esos trabajadores, continúa, les suben el pan y medicamentos y en el pueblo saben que «se juegan la vida por abrirnos la carretera».

Noticia Relacionada

Para no llegar a esos extremos, la solución prevista era la instalación de unas viseras antialudes que, tras años de retrasos, están en construcción desde el pasado marzo. La nieve, como los vecinos habían advertido, ha trastocado los avances, a lo que se suma el malestar de no haber tenido en cuenta sus recomendaciones. «Deberían haber consultado a la gente de la zona porque les habríamos dicho que empezaran por La Correntía, que es el nevero más peligroso. Quizás hubiera sido mejor empezar con una visera y dejarla ya terminada», apunta Juanjo Álvarez. Tomás Fernández respalda la apreciación y rememora cómo ya en la gran nevada de 2005, cuando era concejal en el Ayuntamiento, se urgía una obra que «a día de hoy no está terminada». Confía, no obstante, en que «para junio estén y ahorremos en peligro y riesgo para las vidas».

Hartazgo por imprudencias

A la frustración ante las reivindicaciones no satisfechas por parte de las administraciones se suma el hartazgo por el comportamiento de ciertos visitantes. «El peligro de subir a Sotres es máximo, pido a todo el mundo que se abstenga de venir», ruega la hostelera Ana Moradiellos. En la tarde de este mismo miércoles, apenas cuatro horas después de que la quitanieves lograse despejar la carretera, en la localidad se presentó un grupo de visitantes. Los propios vecinos les aconsejaron que se fuesen, pero sostienen que ante su actitud terminaron por llamar a la Guardia Civil. «Después de la desgracia de ese día, solo faltaba eso», lamenta Moradiellos. «Estamos un poco cansados y sensibles por la covid y la muerte de un vecino. Necesitamos prudencia, porque no sé si se podría aguantar un problema más», confiesa Tomás Fernández.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad