«Donde quedaron enriscados es territorio de buitres y cabras, no hay nada más»

Un camino «cuasillano», en el que se atraviesan vaguadas o canales que suben a los lagos de Covadonga, con mucha luz y con el sol incidiendo todo el rato en la espalda. «Son senderos y trepedas con los que tienes que andar con buena suela, con bota rígida, y teniendo un sentido de equilibrio muy alto, te tienes que apoyar con bastones, pero a veces pueden ser un estorbo, si no son articulados, que se puedan meter en la mochila, porque cuando atraviesas un paso y tienes que trepar con ambas manos, te pueden jugar una mala pasada y hacer que te caigas», añade Ruiz.

Unas rutas que son mejor realizarlas en grupos de tres personas, puesto que permite que una se quede socorriendo al herido, mientras la restante va en busca de ayuda. «Nunca ir solo, porque aquí solo no eres nada», apunta el montañero.

«Es una ruta de trepadas, porque hay sitios que a mano lo puedes hacer, pero si encuentras nieve o hielo, lo que es un paso que lo puedes hacer bien, con esos factores se puede hacer muy complicado. Tienes que llevar la mochila muy bien equipada, un completo equipo. No sirve ir con mochilas del domingo, hay que llevarla bien organizada. Son rutas para hacerlas con muchas horas de sol y en los meses de verano, si no se te puede complicar la existencia muy fácilmente».

Juan Antonio Ruiz advierte de que «hay veces que piensas que es imposible meterse por algún lado y luego se puede, ves un paso en un metro. Son sitios donde puedes oir el ruido de las piedras desprenderse y tienes que mirar por si te caen a ti, no sabes de donde pueden venir», expone el montañero.