María Jesús Álvarez, Mercedes Fernández y Laura González.

«A las políticas nadie nos regaló nada, al revés, tuvimos que redoblar los esfuerzos»

El feminismo eclosionó como movimiento con la democracia con un Estatuto por hacer y aún sin leyes como la del divorcio y el aborto

JESSICA M. PUGA

GIJÓN.

Lunes, 7 de marzo 2022, 01:31

Laura González recuerda el día en que un centenar de mujeres se manifestó ante los juzgados de Avilés en favor de una compañera que iba a ser juzgada por abortar al que sería su quinto hijo. «Su marido estaba en el paro, sabía que ... no iba a poder mantenerlo y vio en la clandestinidad una forma de ponerle remedio», relata la que fue consejera de Vivienda y Bienestar del Principado entre 2004 y 2007. Aquello ocurrió en los últimos años del franquismo, porque «las mujeres siempre nos hemos movilizado, solo que antes no se definían como feministas», explica la ex diputada en la Junta por Izquierda Unida y, más tarde, del Parlamento Europeo.

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El feminismo eclosionó como movimiento con la llegada de la democracia. La ley del divorcio es de 1981 y la del aborto, del 85, así que «cuando el Estatuto de Autonomía de Asturias aún estaba todo por hacer», valora la senadora María Jesús Álvarez. «Para empezar, basta con ver la foto de los 'padres' del documento, no había 'madres'; hoy sería impensable», critica.

La democracia inició «la batalla por una legislación en favor de los derechos de las mujeres que se fue aprobando siempre con dificultades», recuerda González, que vivió muchos de los hitos. «Las mujeres no lo tuvimos fácil, y en política menos. Desde luego que no nos regalaron nada, al revés, tuvimos que conseguirlo redoblando los esfuerzos respecto a los hombres», expone Mercedes Fernández, que sabe bien lo que es romper techos de cristal: fue, en el año 2000, la primera mujer delegada de Gobierno en Asturias y, posteriormente, la primera presidenta del Partido Popular en la región. «La evolución y el tránsito de la mujer en la política siempre me interesó profundamente y me sigue interesando», revela, al tiempo que recuerda a quienes, como ella, fueron haciendo camino en el Congreso de los Diputados, el Senado o el Ministerio de Defensa. «Que sea noticia que una mujer ocupe un puesto relevante pone de manifiesto que aún nos quedan hitos por cumplir», expone quien confiesa ser admiradora de la obra de Clara Campoamor.

El Tren de la Libertad

María Jesús Álvarez fue diputada por el PSOE desde 1995 y presidió el Parlamento asturiano entre 1999 y hasta bien entrado el nuevo siglo, así que participó activamente en «unos años en los que hubo mucho trabajo legislativo y se aprobaron leyes en Asturias que tienen que ver con la igualdad», explica, y recuerda con especial cariño el Pacto Social contra la Violencia sobre las Mujeres. «Las cosas se cambian, básicamente, con las leyes, para lo que es necesario tener impulso político y recursos económicos y para que los haya, la cuestión tiene que estar en el centro de la acción pública y contar con una mayoría y la determinación de unos partidos políticos que crean de verdad en ello», asegura, lanzando un órdago a los políticos y grupos «que fueron tibios en el apoyo o no tuvieron empacho en decir que el mundo había sido desigual durante 2.000 años».

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Hay, en opinión de la socialista, reflejo en la sociedad. «Las asturianas siempre han querido alzar su voz y reclamar el papel que les correspondía. Por eso, tenemos un movimiento asociativo de mujeres fuerte, constante y que, muchas veces, está en la vanguardia de la acción feminista española, valga como ejemplo el Tren de la Libertad», recuerda.

Las tres políticas asturianas dibujan lo que se tiene que conseguir aún en materia de igualdad, asuntos tales como acabar con la violencia contra la mujer, la prostitución y la brecha salarial, asegurar el reparto de las tareas domésticas y las referidas a los familiares dependientes y conseguir más puestos en los estadios de poder.

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Coinciden también en señalar que hay que ir con cuidado, porque «nada de lo logrado es para siempre» y podrían revertirse los avances muy rápido. «Estamos en una sociedad donde la Constitución y la propia sociedad declara la igualdad real, pero me permito añadir que aún queda mucho por hacer, no hay que bajar la guardia», declara al respecto Mercedes Fernández. «Tenemos que apuntalar y defender derechos que, en mi opinión, pueden estar en peligro en gobiernos en los que entre la extrema derecha. Ahora que se habla de reformar el Estatuto, habría que consagrar determinadas leyes, como la de igualdad salarial. Lo mismo en la Constitución, que algún día habrá que modificar. Hay que consagrar derechos sociales y de las mujeres para que no haya marcha atrás y para que le cueste más cambiar las cosas a quien lo quiera intentar», resume Laura González.

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