YAGO GONZÁLEZ
OVIEDO.
Jueves, 25 de marzo 2021, 01:43
Pasan once minutos del mediodía. El tren Alvia procedente de Madrid llega este miércoles a la estación de la Renfe de Oviedo. Se bajan unos cuarenta pasajeros, que deben esperar un poco antes de alcanzar el vestíbulo del edificio. En el andén, un ... destacamento de nueve agentes de la Policía Nacional les exige, uno por uno, que muestren su justificante para desplazarse a Asturias. Los que no lo tengan se enfrentan a multas que oscilan entre los 600 y los 6.000 euros, en función de la gravedad.
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Los recién llegados vienen básicamente por tres razones: a trabajar, a una consulta médica o son estudiantes que regresan a su hogar familiar para las vacaciones de Semana Santa. Solo un viajero se ha olvidado del permiso: él y su socio se dirigen a la sede de su empresa en Oviedo. Los agentes les obligan a llamar allí mismo por teléfono a la compañía para acreditarlo. Resuelto el contratiempo, ambos cogen sus respectivas maletas y siguen adelante. «Es la primera vez que veo un control tan estricto», dice uno de ellos.
«Ya llevamos un año de pandemia y la mayor parte de las personas llevan consigo el permiso, ya sea de su empresa o de una clínica médica. Pero siempre hay alguno que intenta hacer trampa y lo falsifica. Algunos incluso ni siquiera saben lo que pone en el justificante», explica el inspector jefe Juan Luis García Ampudia, responsable de las Unidades Especiales y la Brigada Móvil de la Policía Nacional en Asturias. En otras palabras, es el encargado del operativo especial que realiza el Cuerpo para evitar desplazamientos ilegales durante las fechas de Pascua.
En sentido estricto, el despliegue de ayer forma parte de una operación de seguridad en el transporte a nivel internacional, RailPol, que dura 24 horas y que también incluye la prevención antiterrorista (España está en nivel 4 de alerta, en una escala de 5). Pero en la práctica se trata de un adelanto del endurecimiento de los controles de viajeros en estas vacaciones. Oficialmente, el dispositivo en Asturias durará desde mañana hasta el 9 de abril.
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Un total de 17 agentes se repartirá por las principales estaciones (Oviedo, Gijón, Avilés y Mieres) para vigilar que se cumple el cierre perimetral. La Delegación del Gobierno, junto con la Guardia Civil, la Policía Nacional y las fuerzas policiales locales de cada ayuntamiento acaban de diseñar el operativo para la Pascua. La Benemérita fijará 583 controles en las carreteras que unen Asturias con Galicia, Castilla y León y Cantabria, y también cuidarán los perímetros de los concejos, con atención a los más turísticos. Ayer ya podía verse algún control de tráfico, por ejemplo junto a Parque Principado.
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Los policías nacionales, por su parte, se encargan de los viajes en tren y autobús, sobre todo los que proceden de capitales como Madrid o Barcelona. En algunos casos, los agentes se subirán a los vehículos para pedir los permisos a los viajeros y «adelantar trabajo». ¿Y si cogen a alguien? ¿Se les da la vuelta? «No, se tramita la denuncia y se envía la multa a su domicilio», explican.
No solo se dedican a 'cazar' infractores de las medidas del estado de alarma y del blindaje perimetral de Asturias. También luchan contra la inmigración ilegal y el tráfico de drogas, armas o dinero. Para ello cuentan con la ayuda del olfato de su unidad canina. En la estación de Renfe, 'Xana', una pastor belga de nueve años, está preparada para detectar el mínimo rastro de sustancias ilegales. 'Xana' es una agente con un fecundo historial, hasta el punto de que será recomendada para la medalla al mérito. «La compré cuando tenía cuarenta días de vida y a los tres meses ya estaba buscando hachís», dice su guía, que recompensa a 'Xana' con una pelotita de goma cada vez que encuentra material de contrabando.
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El inspector García Ampudia admite que ha sido «muy difícil» para los agentes de la Policía Nacional adaptar su trabajo a las exigencias de la pandemia. «Estamos acostumbrados a perseguir conductas delictivas y detectar tráfico de estupefacientes y ese tipo de asuntos, pero desde hace un año nos dedicamos también a la prevención para la salud pública, y en este caso no estamos hablando de delincuentes, sino de ciudadanos normales y corrientes. La mayoría de ellos incumple las normas por despiste», explica.
Por lo tanto, es relativamente fácil detectar al que intenta colarse con excusas falsas. «En general, las personas se ponen un poco nerviosas cuando hablan con la Policía, incluyendo las que no han hecho nada malo. Pero nos damos cuenta cuando alguien está mintiendo o está viajando sin certificado, se nota», asegura.
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Los agentes también se topan de vez en cuando con pasajeros problemáticos. «Es frecuente encontrarse con gente que se pone un poco agresiva. La situación suele arreglarse dialogando y no hace falta arrestar», señala el inspector.
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