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Tras seis meses de investigación sobre el crimen del concejal de IU, Javier Ardines, las respuestas estaban en su círculo más cercano. El principal sospechoso es Pedro Nieva, marido de una prima política de Ardines, esposo de la prima de su mujer. Tiene ... 48 años y dos hijos.
Pero el móvil sentimental, que la Guardia Civil tacha de episodio de celos, va más allá y añade dramatismo a la historia: los dos matrimonios eran íntimos, salían juntos, frecuentaban los mismos ambientes e incluso pertenecían a la misma pandilla en Llanes. Es por ello que, además de la relación familiar les unía una relación amistad.
A pesar de que Pedro Nieva. es vecino de Amorebieta -donde ha sido detenido- era frecuente verlo por la localidad asturiana. De hecho, el presunto asesino visitó Llanes los pasados meses de septiembre y octubre. Es decir, con posterioridad a haber encargado presuntamente el asesinato del concejal. De hecho, algunos de sus amigos recuerdan que siempre volvía hablando de «las playas, los paseos por la costa, la sidra y el cachopo».
En su día a día, el sospechoso es el gerente de la empresa Instalaciones Mugarra, dedicada a los montajes eléctricos, con especialización en edificios, nuevas viviendas y pabellones. Una fábrica de tamaño medio que cuenta con más de 40 empleados, la mayoría operarios y está ubicada en el barrio de San Juan, en la misma localidad que en la que vivía, Amorebieta. El establecimiento está hoy cerrado. No hay ningún cartel en la puerta que explique el motivo. Los vecinos del lugar aportan escasos datos sobre Pedro. «Venía poco por aquí, la que está siempre es su cuñada». Esta mujer, hermana de Katia, colgó un crespón negro en su perfil de Facebook este verano, tras conocerse la luctuosa muerte del concejal de Izquierda Unida.
Pedro Luis N. A. estudió en el instituto de Formación Profesional Urritxe de Amorebieta. Sus compañeros le recuerdan como un buen 'chispas' y una persona «que siempre está dispuesto a pagarte una copa o un café cuando coincides en un bar». La noticia de su detención les ha sorprendido sobremanera. Sobre todo porque «las cosas le iban muy bien». «Nunca me lo habría imaginado. Parecía alguien feliz, al que la vida le había sonreído», afirmaba esta mañana un exalumno del centro educativo, mientras tomaba un refresco en una cafetería del corazón del municipio. «Por eso es difícil entender que se metiera en este lío, si es que lo ha hecho», añadía.
Por su parte, los vecinos de Llanes con los que ha hablado EL COMERCIO, aseguran que respiran aliviados al tiempo que no se han mostrado sorprendidos con el móvil sentimental: «Desde el primer momento tuve claro que no era un móvil político», repiten.
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