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La guerra del vino resiste en Llamigu

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GLORIA POMARADA

La guerra del vino resiste en Llamigu

Pese a la reticencia inicial, los romeros se animaron y cumplieron con una tradición que se remonta ocho décadas atrás en este pueblo llanisco

GLORIA POMARADA

LLAMIGU (LLANES).

Sábado, 10 de septiembre 2022, 02:52

Tras los dos años de parón obligado por la pandemia, en Llamigu costó ayer despertar de ese letargo. A la localidad llanisca regresaba una de las celebraciones más peculiares de todo el calendario festivo, la guerra del vino que se remonta a los años cuarenta del pasado siglo y que, tradicionalmente, atrae a participantes de toda la zona. Prevista para las diez de la mañana, el prau de la fiesta lucía a esa hora sin apenas romeros y los pocos ya presentes dudaban si ser los primeros en declarar la batalla. Fue el grupo de Graciela Valle y Javier Celdrán, llegados desde Cangas de Onís junto a su hija y sobrinos, el primero en armarse de valor y comenzar a arrojarse los 24 litros de vino reunidos para la ocasión. «Es de lo más barato», bromearon. Graciela Valle recordó que en su juventud acudían «en tractor desde Igena» y que, tras años de ausencia, este decidieron regresar acompañados de las nuevas generaciones de la familia. «Teníamos ilusión de venir», compartió.

Animados por ese primer grupo, fueron más los que al filo del mediodía fueron tomando todo tipo de armas para sumarse a la contienda. En Llamigu pudieron verse desde las tradicionales botas a armamento más sofisticado, como pistolas de agua cargadas de vino. Fue el caso de los hermanos llaniscos Jony y Vanesa Darrosa, unos habituales de la fiesta, en la que ayer se estrenó Elena Díaz. «Se pasa muy bien», contaron. «Lo que más nos gusta de la fiesta es la parte del vino», explicaron por su parte las jóvenes Zara Cardín, Patricia González y Candela Fernández, de Igena y Corao.

Misa y caballos

Desde Gamonéu llegaron Diana Soto y su hija Iratxe Suero, con una peculiar vinculación a la guerra del vino. El día antes de nacer la pequeña, Diana Soto no faltó a la fiesta. Ocho años después, Iratxe participó ayer por primera vez en la batalla, pues había acudido solo de bebé y «no me mojaron», contó. Llegó además bien preparada, con unas gafas de buceo. «Yo misma lo inventé», explicó la niña.

Si bien sus orígenes no están claros, la alcaldesa de barrio de Llamigu y presidenta de la asociación Nuestra Señora de Loreto, Carmen Puertas, explicó que la fiesta del vino se remonta ocho décadas atrás y se relaciona con el trabajo de siega en ese gran prau, donde tras las faena el vino se convertía en protagonista. Puertas recordó que en Llamigu restan apenas siete residentes habituales, por lo que cuentan con el apoyo de vecinos de Nueva, Posada, Llanes y Ribadesella.

El día grande de Nuestra Señora de Loreto incluyó además una misa oficiada por Domingo González y el acompañamiento musical del grupo de gaitas Principado, integrado por los gaiteros Vicente Trespalacios y Manuel Vela y los percusionistas Marta Elola y Gregorio Trespalacios. La romería la cerró la comida campestre, la carrera de caballos y el tiro de cuerda.

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