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Los manifestantes, en la protesta en Belén por el estado de la AS-36. FOTOS: ANDREA ARRUÑADA
«La carretera Valdés-Villayón nos obliga a los vecinos a estar siempre confinados»

«La carretera Valdés-Villayón nos obliga a los vecinos a estar siempre confinados»

Los residentes protestan por el estado de la AS-36. Dicen que pierden oportunidades de todo tipo por las malas comunicaciones

ANDREA ARRUÑADA

BELÉN (VALDÉS).

Lunes, 8 de junio 2020, 00:07

«La carretera es la vida de este sitio», sostiene rotunda Isabel Suárez, una de las vecinas de Belén de La Montaña que ayer acudió a una concentración en la localidad valdesana para pedir al Principado la reparación «urgente» de la AS-36, la vía que comunica Valdés con Villayón, así como de la variante a Paladeperre. Taxista de profesión, Suárez conoce bien los secretos al volante y alerta del «peligro» de este vial plagado de curvas, con tramos sin quitamiedos y de una estrechez manifiesta, donde apenas dos vehículos se cruzan. «Mis hijos y mis amistades nunca quieren venir. '¡Esta carretera!', dicen. Con otras comunicaciones, la zona cambiaría al 200%. Yo misma tengo miedo, ya hubo accidentes graves», relata.

Quien conoce su trazado al dedillo es Ricar López, transportista del camión de la leche de Central Lechera Asturiana desde hace ocho años. En su ruta, recorre las ganaderías de la parte alta de Valdés, un trayecto de solo dieciocho kilómetros para el que emplea cerca de una hora. «Es una barbaridad. No parece una carretera de un país europeo», subraya. Asegura que en un viaje a Nepal en 2018, tres años después de un fuerte terremoto de magnitud 7,8 que asoló al país asiático, recorrió distancias más largas en el mismo tiempo de media. «Nadie se atreve a invertir aquí, no hay turismo ni restauración, a pesar del potencial».

Anécdotas en su periplo diario no le faltan, sobre todo con los pocos foráneos que se ven por la zona. «No es la primera vez que me tengo que parar y bajar para moverles el coche porque están asustados».

Incluso él, conductor experimentado, siente cierto respeto al ver a sus compañeros de profesión cargando con la madera o el pienso. «No se orillan, van por el medio. No digo nada, si no conocen», señala Manuel José González, ganadero retirado y otro de los vecinos que acudieron a la manifestación. En su opinión, con recortar cinco kilómetros entre Belén y Luarca ya supondría un cambio. Más crítico se mostraba Paulino Pérez, preocupado por la despoblación. «Cuando ya no queda gente en los pueblos, vienen ofreciendo cosas que se tenían que haber hecho antes; se marchan. Estamos peor que en el siglo pasado».

Esas nuevas generaciones dispuestas a resistir en el mundo rural tampoco quisieron perderse esta convocatoria bajo el lema 'Por una carretera digna'. La veinteañera Mirella Rodríguez recuerda escuchar la reivindicación de «toda la vida». «No vivimos el ocio como el resto de jóvenes. Se han perdido oportunidades culturales, de estudios o de trabajo por las comunicaciones. Te ves obligado a quedarte en casa», explica, dentro de lo que en estos tiempos casi considera un «confinamiento continuo», máxime para los mayores. A la jornada de protesta acudieron los diputados Álvaro Queipo (PP), Sergio García (Ciudadanos), Adrián Pumares (Foro) y Daniel Ripa (Podemos), que escenificaron una imagen de unidad para pedir en la Junta General la mejora de las comunicaciones en el occidente asturiano.

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