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A vista de pájaro (se llega a la planta por una carretera de acceso más elevada que el terreno en el que se encuentra) la nueva planta de tratamiento de basura bruta de Cogersa parece ser aséptica. Y por ello el Principado planteó una inauguración ... con instalación ya en funcionamiento desde hace más de un mes. Al entrar, el olor penetrante sugiere de inmediato el «baño de realidad» que, según el propio Barbón, se pretendía con este tipo de inauguración. Concienciación sobre la necesidad de que esta planta sea cada vez menos necesaria, valga el retruécano.
Hoy por hoy, la planta está funcionando a casi el 100% de su capacidad. Roqueñí indicó que unos 100 camiones llegan cada día con unos 8.000 metros cúbicos de residuos. Por poco compactados que lleguen, esos residuos ponen muy al límite la capacidad de las dos líneas de tratamiento que tiene la planta, con capacidad para 92 toneladas por hora.
Tras pasar por la zona de recepción, los residuos se introducen en unos grandes tubos giratorios dotados de un sistema de filtrado que separa los residuos de origen orgánico del resto. Los orgánicos van a parar a una nave aledaña en la que pasan por un proceso de digestión anaeróbica de 21 días de duración con el que se genera un residuo bioestabilizado cuyo uso fundamental es en la regeneración de suelos para la agricultura y ganadería.
El bioestabilizado aporta al suelo nutrientes como nitrógeno, fósforo o potasio, favorece el desarrollo de la cubierta vegetal y evita con ello procesos de erosión, además de potenciar la actividad microbiana y los procesos biogeoquímicos del suelo. Aproximadamente 80.000 toneladas de las 415.000 que está preparada para tratar cada año la planta acabarán siendo bioestabilizado.
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Pero el principal producto de esta planta es, a su vez, un problema. Se trata del Combustible Sólido Recuperado. A él se llega, tras haber extraido el orgánico de la mezcla, por un largo proceso de separación y selección mecánica de los residuos restantes. El proceso para llegar al CSR se compone de varias fases: Hay una primera trituración de los residuos que ayuda a optimizar el tamizado. Posteriormente se eliminan del mix los elementos inertes no combustibles mediante la aplicación de operaciones de separación de materiales como metales, vidrio y áridos.
A continuación, los residuos con poder calorífico pasan por una nueva fase de trituración que facilita los posteriores densificado y compactación de estos residuos. Fuentes de Cogersa indicaron este jueves que el CSR que se produce en esta planta tiene un poder calorífico de aproximadamente 2.400 kilocalorías por kilo y una escasa producción de cenizas en su combustión. De las 415.000 toneladas de residuos a tratar al año se obtendrán aproximadamente 150.000 toneladas de CSR para las que Cogersa, por el momento, busca destino en cementeras y térmicas, pagando hasta 100 euros por tonelada para que incorporen el CSR a sus procesos térmicos.
El resto, algo menos de la cuarta parte de los residuos iniciales, serán los residuos que compongan lo que se conoce como 'rechazo'.
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