Nieve hasta el tejado y -27 grados en una cabaña de Ponga

Para el pongueto Rubén Calleja, guía de montaña de formación y acostumbrado a la orografía de su concejo, la nieve no es ni un impedimento ni un fenómeno fuera de lo común. Sin embargo, la nevada caída estos días ha conseguido sorprenderle, pues en Aranga, a 1.250 metros de altitud, registró 27 grados negativos. «Fui a quitar la nieve para que no se hunda el tejado de las cabañas y según iba abriendo camino bien, pero allí empecé a tener frío. Me puse un chaleco, una chaqueta de pluma y entonces ya me dio por mirar el termómetro. Había visto menos 15 ó menos 20, pero tanto no», cuenta. Esa marca extrema se explica a su entender por el hecho de que en la zona no dé el sol y la cabaña en la cual registró la temperatura se encuentre en una vaguada. Dentro de la instalación, continúa, tanto el agua como la leche «estaban congelados» y el aceite de oliva «parecía una placa de mantequilla».

Los espesores de nieve acumulados rivalizan también con las temperaturas en la carrera hacia el récord. En la zona de las cabañas de Calleja, en Cervoes y Aranga, se encontró con «árboles sepultados» y la capa de nieve llega incluso a cubrir hasta el techo. «Había de 1,6 a 2 metros y en las ventisqueras 4,4», relata.

En el ascenso, él mismo se hundía «por encima de la rodilla», por lo que la recomendación que lanza es la de no adentrarse en esas áreas montañosas por ocio. «Para llegar tuve que abrir paso entre la nieve en dos días, primero 2 kilómetros y luego 1,3. Estoy 'frayado' de las piernas», confiesa. Eso sí, además de para retirar la nieve de las cubiertas y disfrutar del paisaje, su aventura sirvió para despejar el camino a los propietarios de unas yeguas que él localizó en la zona.