«Estuve llamando al timbre y aporreando la puerta, pero ya no contestaron»

Jesús Fernández no olvidará fácilmente la mañana del miércoles, en la que sus vecinos, un matrimonio de 81 y 75 años, perdieron la vida en un incendio. Este conductor, actualmente de baja, fue el primero en percatarse del olor a humo que empezaba a llenar cada rincón del edificio de la calle Gaitero de Libardón de Villaviciosa. «Olía un poco a quemado, pero no le dimos importancia hasta que empezó a salir humo por una de las luces del techo. Entonces nos asomamos y vimos que las escaleras estaban llenas de humo también», recuerda.

Inmediatamente, llamó al Servicio de Emergencias del Principado. Eran las 7.56 de la mañana. «Venir rápido que se está quemando algo», pidió desesperado. En un primer momento, su mujer y él creían que el incendio estaba en alguno de los pisos superiores, «porque el humo tiende a subir», hasta que se percataron que salía de la puerta de sus vecinos. «Llamamos al timbre y aporreamos la puerta, pero ya no contestaron», lamenta. Solo dos minutos después llegaron la Policía Local y los bomberos: «Tardaron muy poco», destaca.

Ante la gravedad del suceso, se movilizó a dos jefes de zona y a bomberos de los parques de Villaviciosa, Piloña y La Morgal, que acudieron con tres camiones autobombas urbanos, dos forestales, un vehículo autoescalera, uno de transporte de personal y dos de mando. Pero ya nada pudieron hacer por la vida de Valentín y Carmen, que, a falta de lo que determine la autopsia, parece que fallecieron a causa de la inhalación de humo.

Los resultados del examen médico serán fundamentales también para determinar el origen del incendio, que ya está siendo investigado por la Guardia Civil. Quienes los conocían apuntan a que la causa podría estar en un cigarrillo. Su cuidadora Blanca Benalcázar reconoció horas después del suceso que «eran muy buenas personas, pero tenían un defecto: fumaban mucho». «Una vez estaba en la cocina preparando la comida para el día siguiente y Carmen estaba fumando en la cama. Cuando fui ya estaba quemando la sábana y algo el edredón, pero lo apagué rápido. Alguna vez había caído también algo de ceniza, pero yo siempre estaba pendiente de ellos», relató.

El incendio obligó a desalojar a quince vecinos, que ayer seguían sin asimilar lo sucedido. Jesús Fernández es consciente que de la tragedia podría haber sido mucho mayor. «Fue un susto muy grande. Si no llego a estar despierto no sé lo que habría pasado porque es muy fácil inhalar el humo y quedarse inconsciente», reflexiona.

Valentín y Carmen eran un matrimonio tranquilo que llevaba residiendo en Villaviciosa desde hacía veinte años. Ambos pasaban gran parte del tiempo en casa. «Ella llevaba muchos años sin salir, él de vez en cuando bajaba a comprar el pan», apuntan sus vecinos.

Aunque en los últimos meses su estado de salud había empeorado. Él sufrió un ictus a finales de año y ella tuvo una caída el domingo pasado que la mantenía desde entonces en la cama. Aún así decidieron rechazar la plaza que habían logrado en una residencia. «Querían quedarse aquí», explicó Benalcázar.