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SHEYLA GONZÁLEZ
TRASONA.
Jueves, 2 de mayo 2019, 00:15
Asturias tiene ganas de fiesta y ayer lo demostró llenando las dos orillas del pantano de Trasona. La tradicional Jira al Embalse volvió a recordar a sus mejores años con un notable aumento de los asistentes con respecto a los últimos años, ... tanto a la hora de la comida campestre como para disfrutar de las actividades de la tarde. El cielo encapotado no supuso un problema para las miles de personas que prepararon sus mochilas, las neveras portátiles, mantas y mesas plegables para vivir una jornada al aire libre con familia y amigos.
La receta de esta fiesta es sencilla: solo hay que tener ganas de pasarlo bien. Y ayer las había. De hecho fueron muchos los que madrugaron para reservar mesa en las áreas recreativas. Quienes se demoraron un poco en acercarse al pantano se quedaron sin sitio, aunque el césped fue la opción más elegida por los grupos presentes. Las parrillas no descansaron en toda la mañana para preparar las brasas que después darían lugar a grandes comilonas.
Overo volvió a ser escenario de un ambiente más familiar mientras que Gavitos sigue siendo territorio juvenil. La Jira al Embalse, fiesta de Interés Turístico Regional, nació hace 61 años como punto de encuentro de la plantilla de Ensidesa y sus familias, ayer volvió a recuperar ese espíritu, que parecía que en las últimas ediciones había decaído un poco. «Hay muy buen ambiente, este año se ve más gente y sobre todo muchos adultos con sus hijos y amigos, eso es bueno. Está siendo una jornada perfecta», decía el barquillero Guillermo Pelayo, que ayer puso el punto dulce a la jornada.
A medio día ya estaba todo lleno, tanto las áreas recreativas como las zonas de ocio como la del palacio, donde ubicaron su puesto los integrantes de la Sociedad de Festejos de Trasona, que los últimos años optan por poner a la venta algunas artesanías para recaudar dinero para las fiestas de indianos, que se celebran en julio. El vermú en la terraza del palacio fue una buena opción para seguir de cerca las actuaciones del Grupo de Baile Tradicional o de la Banda de Música de Corvera, que después hizo un pequeño pasacalles hasta Overo, donde finalizaron con el himno de Asturias, coreado por el público que les rodeaba.
A medida que se acercaba la hora de comer las mesas se fueron llenando de alimento. Muchos optaron por empanadas, tortillas o bollos preñaos, típicos de las espichas, aunque tampoco faltaron las costillas, los chorizos criollo, la panceta o los filetes empanados. Todos regados con más de un culín de sidra, la otra protagonista de la comida campestre.
Cualquier excusa fue buena para reunirse. «Venimos todos los años y no podíamos faltar. Este año notamos que ha venido mucha más gente porque ya no encontramos mesa y tuvimos que traer la nuestra», decían algunos de los presentes en el área recreativa de Overo. María José Ceniza y su pareja son habituales de la fiesta. «No nos perdemos una», aseguran. Este año se reunieron con amigos que vivieron por primera vez la Jira en Trasona.
El aire fue otro de los protagonistas, pero para luchar contra él proliferaron los cenadores y plásticos, que se intercalaron con mantas, toallas y cualquier soporte sobre el que poner los platos para comer. «Son muchos años viniendo y no hay un motivo de peso, solo porque nos gusta esta fiesta y vivirla con la familia y los amigos», decía Mario Gómez, vecino de Avilés. Al ser una jornada festiva en todo el territorio nacional y no haber jornada escolar, fueron muchos los niños que ayer disfrutaron también de la fiesta a su manera.
Jugando al balón, al escondite, a las cartas e incluso al ajedrez, una opción que también caló entre algunos de los adultos. Otras aprovecharon el césped para hacer ejercicios de gimnasia rítmica, que atrajeron las miradas de numerosos curiosos. El aumento de afluencia de público también se constató en los menores y en las actividades pensadas para ellos. Así, el Concurso de Dibujo contó con 54 participantes, lo que obligó al Ayuntamiento a cuadruplicar los premios previstos en las bases dada la calidad de los dibujos presentados. Los ganadores fueron Hugo Domínguez, Daniela Domínguez, Claudia González, Miranda Pérez, Andrea Fernández, Noa González y Claudia Guerrero.
Además, al público infantil fue dirigida la primera de las actuaciones de la tarde, que corrió a cargo del grupo Tres Colores. Las canciones infantiles y los juegos animaron no solo a los niños, también a más de un padre y madre, que se animaron con las coreografías. Por otro lado, en el área recreativa de Gavitos se congregaron unos 2.000 jóvenes, atraídos fundamentalmente por el festival de música electrónica Pantanazo, que daba comienzo a las doce de la mañana y se prolongaba hasta la noche.
Para ellos se instaló una carpa bajo la que actuaron los djs y que también aprovecharon los asistentes para resguardarse en algunos momentos, aunque también llenaron las mesas del área recreativa. La Jira llegaba a su fin ayer con el pase musical de la orquesta Cuarta Calle y lo hacía sin incidentes reseñables por lo que la Policía Local destacaba la jornada «como una de las más tranquilas de los últimos años».
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