Folixeros con montera picona y «muchas ganas de juerga»

Entre los miles de asistentes a la fiesta muchos eran repetidores, fieles a la jira que cada año apuestan por vivirla intensamente. Es el caso del grupo de amigos de Mar García. Ella lideró en esta ocasión la organización que llevó hasta Trasona a una veintena de personas de diferentes puntos de Asturias, fácilmente identificables por su montera picona y sus gorros de cocinero.

Aunque el grueso de los comensales era de Avilés, los había de Grado, de Belmonte de Miranda o de Gijón. No importó la distancia porque lo importante era pasarlo bien. Insistían «hay muchas ganas de juerga». A medio día ya tenían las mesas listas y no les faltaba la decoración en el cenador instalado en el césped. «Vamos a todas las fiestas que podemos y como soy muy manitas siempre hago alguna pieza para que todos la podamos llevar», decía Mar González.

Para este año cogió el fieltro de colores y preparó broches de botellas de sidra y «otros con la forma del bollo de Pascua, porque también participamos en la Comida en la Calle de Avilés», decían. Se llevaron su propia parrilla y plancha de casa para preparar la carne, que se completó con una paella, hecha también en el área recreativa, y productos típicos de las espichas asturianas como empanadas o huevos cocidos, todo regado con unos culines de sidra.