Mario Rivas - Alcalde de Villablino
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Mario Rivas - Alcalde de Villablino
Lleva tres legislaturas de alcalde como candidato del PSOE en Villablino, pero antes de político fue minero... Y sigue siéndolo en el fondo de su ... corazón. El 31 de marzo se desayunó con una noticia que pensaba imposible: una explosión de grisú había matado a cinco mineros en la mina de Cerredo, en la más hermana que vecina Degaña. Todos conocidos. Muchos, amigos. Amadeo Bernabé fue su compañero en el tajo durante diez años. La mujer de Rubén Souto, también minera con él durante ocho años. Mario Rivas (Villablino, 1978) sigue dándole vueltas a qué pudo pasar para que, en pleno siglo XXI, en un país del primer mundo, los mineros sigan muriendo en una explosión de grisú. Y exige explicaciones.
-Pregunta absurda, pero ¿cómo están?
-Mal, muy mal. Lo que hemos pedido tanto a la delegada del Gobierno en Asturias (Adriana Lastra) como al presidente del Principado (Adrián Barbón) es que hagan una investigación minuciosa de lo que ocurrió en la mina Cerredo. Y, por favor, que protejan a las familias y, también a los testigos, que son los que pueden dar una idea real de lo que ha pasado allí.
-¿Por qué pide protección?
-Porque, desgraciadamente, tenemos experiencia en accidentes mineros y hay que proteger a los testigos, acompañarlos, que no se sientan obligados a decir lo que no quieren, que puedan hablar con libertad. Que no haya ningún tipo de presión de la empresa hacia ellos.
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-¿Qué espera de la investigación?
-Espero que se sepa la verdad de lo que ha pasado. No va a haber consuelo para las víctimas, pero, por lo menos, que sepan la verdad de lo que pasó. Y que no se dilate en el tiempo. Que no pase como con otros accidentes, judicializados años y años.
-Como minero, ¿entiende una explosión de grisú en una mina en la Asturias de 2025?
-Inexplicable. Sobre todo porque la empresa, en ese piso, estaba haciendo labores de recuperación de material. Tenían permiso en varias parte de la mina y es cierto que para hacer la investigación tienen que sacar parte del carbón. Pero es que, donde se produjo el accidente, según nos informa la Dirección General de Minas del Principado, allí solo había permiso para ejecutar labores de recuperación de material.
-¿Cuándo se está recuperando material es imposible una explosión de grisú?
-Entiendo que sí. Tenemos mecanismos suficientes para poder detectar la presencia de grisú de la mina.
-¿Qué respaldo debe dar la Administración a las familias?
-Tienen que estar respaldadas y apoyadas. Y también acompañadas para que puedan explicar, con tranquilidad, lo que sus familiares fallecidos les habían contado de su día a día de trabajo.
-Además de la pérdida de vidas, ¿se han perdido los puestos de empleo creados por Blue Solving, la empresa que venía a recuperar la mina Cerredo?
-La empresa está cerrada, pero entiendo que siguen en plantilla. No sé qué futuro tenía para ellos la empresa.
-¿Se imaginó alguna vez que, como alcalde de Villablino, estaría a estas alturas del siglo XXI dando explicaciones por la muerte de cinco mineros en una explosión de grisú?
-No. Jamás.
-¿Desde cuándo dejó de pensar que la mina mataba con grisú?
-Es verdad que hubo un accidente muy grave en la Hullera Vasco-Leonesa, en La Robla, con grisú (el 28 de octubre de 2013 fallecieron seis mineros en el pozo Emilio intoxicados por un escape de gas). Aquel día creímos que sería el último de este tipo de accidentes. De hecho, en aquel año ya no debería haber sucedido. Se apuntó a ciertas negligencias y creíamos que ya nunca más se permitiría que pasara algo así. Encontrarme con esto el lunes por la mañana es algo inesperado. Jamás pensé que eso pudiera volver a pasar. Ojo, que siempre puede haber un accidente en la mina, porque todos conocemos el nivel de penosidad con el que se trabaja.
-¿Seguro que todos conocen cómo es el trabajo en la mina?
-Pues se trabaja en el subsuelo. No tienes ni luz ni ventilación natural. En sitios pequeños. En ese lugar, los accidentes son entendibles, pero no una explosión de grisú. Porque, antes de iniciar el turno después de un fin de semana, el minero vigilante y un ayudante, deben entrar con medidores y poner en marcha la ventilación. Creo que nos hemos relajado todos respecto a la minería, pensando en que ya no pasarían estas cosas. Los sindicatos deben estar pendientes de estas explotaciones, más allá de qué no puedan tener comité de empresa. Y las administraciones deben estar muy presentes. No vale todo.
-¿Puede ser que se hayan relajado los controles porque estos proyectos llevan el sello de 'renovable'?
-Puede ser. También lo quiero pensar. Cuando como empresas pides unos permisos muy concretos para proyectos de investigación es difícil pensar que se vaya a hacer otra cosa.
-Blue Solving se creó en 2022 con 3.000 euros de capital inicial? Pero está vinculada a empresas anteriores, que se crearon y cerraron, ¿eso la Administración no lo ve?
-Hay que ser muy, muy vigilante. Y muy, muy pendiente de cómo se van sucediendo diferentes empresas con el mismo empresario. Eso no significa que no se les permita llevar la explotación, sino tener una garantía de que se va a tener un control.
-¿Qué hace un minero de alcalde?
-Intentar buscar una oportunidad al municipio. Dar voz a una generación que se queda sin trabajo, sin un sector que había mantenido el municipio durante 120 años, intentando dar alternativas para que la gente pueda seguir viviendo aquí.
-Se suponía que el proyecto de Degaña daría una nueva vida a las minas, con proyectos de energía renovable después de que, en 2018, se cerraron.
-Precisamente en Sosas de Laciana, la localidad de donde es uno de los fallecidos (Jorge Carro, de 33 años), se estaba trabajando en un proyecto en la mina de Sosas exactamente igual al de Cerredo. Porque la mina es igual, una de montaña, sin pozo. Un proyecto de investigación sobre grafito. Nosotros lo que entendimos como una nueva oportunidad para las cuencas mineras, para seguir aprovechando esa riqueza que tenemos en el subsuelo.
-¿Han paralizado ese proyecto?
-Está aún pendiente de los permisos administrativos. Ahora todo es incertidumbre, porque lo que no podemos permitir es volver a la minería de hace 50 o 60 años en la que, lamentablemente, entendíamos como normal que murieran mineros en el trabajo y que no hubiera una seguridad adecuada. No se pueden anteponer las vidas a ningún proyecto de empleo.
-Habla que los de su generación, la del 78, se han quedado en el limbo laboral
-Sí, hay una parte importante de los nacidos en esa época que quedó fuera de las prejubilaciones y se agarran a un clavo ardiente para seguir trabajando en un lugar donde tienen hecha su vida, su familia, sus casas, donde quieren dar una oportunidad de futuro para sus hijos. Y el clavo ardiente era este proyecto de Cerredo. Aunque los salarios ya no son los que eran antes de 2018, a pesar de que las minas no tienen las mismas condiciones de explotación, a pesar de eso se seguía apostando por ella como oportunidad de futuro. Y se han encontrado con esta tragedia.
-Aquí tienen su casa y su familia, pero trabajaban en Asturias.
-Degaña está a veinte minutos. Somos dos comunidades diferentes, pero solo por una cuestión administrativa, porque estamos completamente unidos por muchos destinos. De hecho, los adolescentes de Cerredo vienen al instituto de Villablino. Cuando se produjo el cierre anterior la mina de Cerredo, el 70% de la plantilla era de aquí. La conexión es constante, habitual, normal. Los grandes supermercados están aquí, y en ellos trabajan muchos vecinos de Cerredo... Somos lo mismo. Nuestro hospital de referencia es el de Ponferrada, que queda a la misma distancia que el de Cangas del Narcea, pero el asturiano tiene peores comunicaciones. Para estudios universitarios, la referente es la Universidad de León, pero muchísimos van a la Universidad de Oviedo.
-¿Se sienten asturianos?
-Aquí hay un movimiento leonesista, pero aquí teníamos un lema: 'Laciana ye asturiana'. Siempre hemos tenido muchísimos arraigo con Asturias. Cierto que por la mina, pero hemos tenido muchísima relación. Mi suegro es de Laviana. Mi abuela materna y mi abuelo paterno eran asturianos.
-Villablino llegó a rozar los 20.000 habitantes... ¿Ahora?
-Por debajo de los 8.000. Ahora mismo, 7.800... En el momento más álgido de la minería estábamos con 17.000 personas censadas y casi 4.000 más no censada.
-Los de su generación que no se han convertido en alcalde, ¿qué alternativa han tenido?
-Principalmente, a día de hoy, ganadería y turismo. Eso es lo que hemos podido construir tras el cierre de la minería.
-¿La ganadería podrá sobrevivir a las restricciones de la Unión Europea?
-Este siempre fue un municipio ganadero, complementario de la minería. Pero, claro, la burocracia que hay hoy en la ganadería es pasar de cero a mil. Yo lo veo cada día, por los permisos que debe dar el ayuntamiento. Los ganaderos lo tienen terriblemente difícil para tener una oportunidad. Y, además, aquí apostamos por una ganadería en extensivo, de la raza Asturiana de los valles, pero, claro, los ataques del lobo...
-Bueno, ahora ya no estará protegido.
-Yo no hablo de eliminar a los lobos, sino de compatibilizar medidas que permitan a los ganaderos vivir en su entorno. A veces parece que protegemos más a las especies salvajes que a las personas. Hay medidas de protección contra el lobo como son los mastines. Se está viendo en Laciana con ganaderías que han aumentado el número de mastines y han bajado los ataques. Tenemos más de 14 criadores de mastines en la comarca. Pero también tenemos otras dos alternativas que son importantes.
-¿Cuáles?
-El aprovechamiento forestal, recursos endógenos propios para generar energías, esas renovables y limpias. Aquí no tenemos parques eólicos ni fotovoltaicas. También recuperaremos el pozo María, en Caboalles de Abajo, para Museo de la Historia de las Familias de la Minería. Y una mina en vivo, en Caboalles de Arriba. Y apostar por diferentes proyectos sociales que pueden generar empleo.
-¿Cómo cual?
-Pues, a pesar de que hay una corriente en contra, hemos apostado por un centro de atención a personas migrantes. Tendrá capacidad para 200 personas, generará unos 50 puestos de trabajo directos y otros veinte más indirectos, además de generar una economía en el municipio de 5 millones al año.
-¿Dónde estará?
-Aquí, en Villablino, en un edificio de nueva construcción. Está en fase de redacción y el coste será de 13 millones, más otros dos complementarios para una instalación deportiva que tiene como objetivo facilitar la integración. Es un dinero que financia el ministerio. Tenemos que hacer pedagogía con algunas personas, para explicar no solo que es un proyecto de futuro para el concejo, sino que somos un concejo solidario. Siempre lo hemos sido. Aquí han venido muchas personas de Portugal y de Cabo Verde a trabajar a las minas, y que se han establecido aquí. Le dijimos al ministerio de que no debían llevar estos centros solo a entornos urbanos.
-¿Para llenar la España vaciada?
-Exacto. Nosotros tenemos un problema de población importante, que afecta a los servicios. Los colegios (tenemos dos y dos institutos) se están quedando vacíos. Los centros de salud, sin médicos ni personal sanitario. Tendría que haber 14 médicos y estamos con nueve... Y llegamos a estar con seis. Incluso corríamos un grave riesgo de perder el Juzgado de Villablino. Este centro no es para menores no acompañados, sino para familias. Estarán en el centro hasta 18 meses y, luego, si quieren quedarse aquí estaremos encantados.
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