A punto de cumplir 46 años, este ganadero quirosano lleva los últimos siete al frente del consejo rector de la IGP Ternera Asturiana (dos años como vicepresidente y cinco como presidente). Opta a repetir tras las elecciones que se celebrarán el 6 de marzo, pero ... aquí hablamos principalmente de lo hecho en el mandato que finaliza.
-Hay quien critica que el mandato haya durado siete años.
-Se debió a la inminencia de la tramitación de la Ley de Calidad Alimentaria, cuya aprobación suponía de hecho una nueva convocatoria de elecciones en todos los consejos reguladores de IGP's y DO's. Se ve que algunos no lo entendieron.
-¿Con qué se queda de estos siete años?
-Con el crecimiento de la comercialización y la puesta en marcha de la marca Vacuno Mayor Asturiano. Además, hoy somos unas 6.300 ganaderías, unas 2.300 más, y buena parte de ellas son ganaderos de nueva incorporación. Hasta hace unos meses, además, había buena sintonía entre industriales y productores, aunque el ambiente, recientemente, se ha enrarecido. Todos en la IGP, el industrial y el productor, somos necesarios, y yo abogo por la unidad.
-¿Tiene solución?
-Hay que volver al diálogo entre los dos sectores para buscar el acuerdo. A nivel institucional, además, la consejería nos ha recortado en 90.000 euros, de 150.000 a 60.000, la aportación anual para la promoción directa de la marca. Es verdad que lo ha hecho con todos los consejos reguladores, pero el nuestro es el más dañado. Así es difícil ir a algún sitio.
-Mientras tanto, Ternera Gallega les ha comido la tostada.
-Pero es que en Galicia hay una implicación muy directa e intensa de la Administración regional. Esa es una gran ventaja, una pieza fundamental, que aquí nos está fallando. El recorte en la promoción que al que antes aludía: si a un pájaro le recortas las alas, tendrá que ir a saltitos, pero no podrá volar. Y los gallegos vuelan.
-Vamos que, entre todos, fallamos en la comercialización.
-A ver, tenemos 88.945 madres y hemos certificado, en el último año, unos 24.000 terneros. Teniendo en cuenta que un 20% va a reposición, tenemos unos 57.000 terneros/año que son susceptibles de certificación y que no se certifican. Hay que dar una vuelta de tuerca, crecer fuera de Asturias y hacer ver que esta región vende el verde, el pasto natural, la leche materna en la crianza de los terneros y el mimo del ganadero a sus animales, lo cual se nota, todo, en la calidad de la carne. Tenemos que aprender a transmitir mejor al consumidor el gran valor diferencial que todo eso tiene.
-¿Qué se le ha quedado en el tintero en este mandato?
-La mejora del precio en origen, el precio que recibe el ganadero. Los costes de producción son cada vez más altos, mientras que el ganadero sigue cobrando las mismas cifras que hace más de treinta años. Digo más, ahora se anda pagando la canal a 4,80 euros el kilo, y de aquella se pagaba la canal algunos animales hasta a 1.100 pesetas el kilo, casi siete euros, y lo habitual rondaba los cinco euros.
-¿Y la IGP no mete mano? Es complejo, cuando están productores y comercializadores en el mismo consejo rector...
-No, la IGP no puede meter mano en los precios. Lo que podemos hacer es promocionar la marca y controlar que el producto sea el mejor posible, pero es la comercialización la que marca los precios. Al final, es el mayor cliente el que los determina.
-Es difícil vender duros a cuatro pesetas. Tirar de los precios hacia abajo puede influir en una disminución de la calidad.
-Lo es. A ver, hay que tener en cuenta que tenemos las dos mejores razas de vacuno de carne de Europa, y las que presentan el mayor rendimiento cárnico, con hasta el 65% de la canal. Pero, sobre todo, hay que hacer ver al consumidor la calidad de nuestro producto, el trabajo diario de miles de ganaderos y el hecho de que nuestros animales viven bien, son mimados y son reses de pasto natural, no de piensos de engorde. Lo que nos queda es el último eslabón, que los carniceros sepan explicar al consumidor todo ese trabajo y la calidad de lo que venden.
-Y no jugar con los precios a base de ofertas de descuento.
-No, porque eso es desprestigiar un producto que vale lo que vale. La presentación en el mostrador es fundamental, tanto por presencia como por valoración. El carnicero tiene que saber lo que vende y transmitirlo, porque además es que puede saber, por trazabilidad, hasta dónde y cuándo nació y cuál era la madre del ternero, y cómo se crió. Y también lo que vale el trabajo de ganaderos que no trabajan en intensivo, sino que cuidamos del medio, del paisaje, de que los ríos no se contaminen y de que no haya incendios. Los ganaderos somos los mayores ecologistas.
-Se le echarán encima por esta última frase.
-La mayoría de nuestras explotaciones son de montaña, y uno de nuestros mayores enemigos es el lobo. Hay muchos lobos, pero pronto va a ser mayor problema el oso pardo que el lobo. Cuando pierda colmenas y castañas, va a ir a por la carne. En Cortes (Quirós), dos mujeres tuvieron un encuentro con una osa y su cría el pasado invierno que pudo acabar en tragedia.